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El desarrollo integral del alumno. Aporte para un perfil universitario

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Lic. Agustín Casillas Gutiérrez.
Subsecretario de Educación Media Superior y Superior

 

Actualmente el joven universitario se encuentra expuesto a un sinnúmero de variables que influyen en su formación estudiantil y muchas de estas más que formarle provocan una serie de desorientaciones que le precisan acompañamiento dentro de la vida universitaria, tanto de los docentes como de los demás miembros de la comunidad educativa plenamente convencidos de la integralidad del desarrollo del alumno con base en principios, valores y recursos para la plena realización de la misión de la educación superior.

Esta realidad nos obliga a tratar el tema del desarrollo integral del universitario desde la vocación de la educación superior relacionada con el alumno en cuanto ser humano susceptible de ser formado de manera integral.

Desde esta visión total existe la posibilidad de hablar de un perfil universitario común que le permita al alumno vivir su identidad, su trascendencia, su desarrollo físico y el compromiso social necesario para la sociedad de hoy.

Esta visión, para llevarla a ser una realidad, se debe plasmar concretamente en los planes de desarrollo institucionales, en las estructuras administrativas y académicas, en la conformación y actualización de los cuerpos académicos y directivos así como en la publicación de la política educativa de educación superior.

Sin pretender agotar este abundante tema, se proponen algunas reflexiones sobre el tema en comento para la construcción de un perfil idóneo y común del joven universitario.

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Desarrollo del tema

Las condiciones actuales de la vida en México y específicamente en Guanajuato hacen indispensable una formación integral en los jóvenes si queremos vislumbrar un futuro prometedor.

Es sorprendente el efecto que tienen los mass media y no sólo eso, las redes sociales, que han sido el vehículo que acompaña las últimas grandes  transformaciones sociales en el cercano, medio y lejano oriente, mismas que presentan socialmente al joven como protagonista de los movimientos sociopolíticos que heredarán a la próxima generación otro mapa geopolítico, fenómeno social presente en décadas anteriores.

Actualmente el joven universitario de todas las latitudes recibe una inmensa cantidad de información de todo orden, con frecuencia abordando temas decisivos de la vida humana de manera tendenciosa ideológicamente además de casada con posturas relativistas y parciales.

Para ese universo de generaciones de estudiantes de educación superior, resulta muy difícil reaccionar con la debida lucidez ante esa inmensa cantidad de contenidos a veces elevados a la polémica ideológico-política, o incluso verdaderamente opuestos entre sí.

En el ámbito educativo parecería que se ha visto de lado la problemática optando por dejar pasar esta influencia sobre los jóvenes en lugar de trabajar más la actitud crítica de su entorno y capitalizar la incorporación del joven estudiante a la carrera de la competitividad en el ámbito del desarrollo de la tecnología, de la adquisición de las habilidades relacionadas con el desarrollo  empresarial global, así como en la tendencia a la automatización y la especialización nanotecnológica.

Estas tendencias educativas que potencian sólo la capacitación tecnológica no resuelven la problemática a la que se enfrentan nuestros estudiantes actualmente. No es suficiente con brindarles el espacio de la instrucción y capacitación tecnológica para poder llevar su actuar en la sociedad de manera justa, ordenada, organizada y en paz. Es necesario proporcionarles herramientas para que logren un alto discernimiento y por medio de él busquen, quieran y edifiquen, desde el ámbito familiar hasta las estructuras organizacionales, el establecimiento de un orden justo que les proporcione paz en medio de un verdadero progreso en todos los campos de su desarrollo.

Este es precisamente el enfoque en el que de manera sencilla realizaremos una reflexión apuntando algunos temas que deberán ser atendidos con la debida profundidad, a propósito del tema del Desarrollo Integral del Alumno en la Educación Superior, como punto de partida ante el reto de los próximos cien años de la formación universitaria en Guanajuato.

En Guanajuato, dedicar una mirada retrospectiva a los aportes de los protagonistas de la formación universitaria, nos lleva a las premisas orientadoras del “Programa Estatal de Educación Superior Para el Estado de Guanajuato 2001-2025” (PRESS, 2002), cuya tendencia aborda de manera explícita como tácita el tema en comento.

Llama la atención que el texto menciona “tanto en el plano nacional como en el estatal, la misión de la educación superior es la formación integral de la persona, independientemente de sus inclinaciones vocacionales y metas profesionales particulares” (PRESS, 2002) y que continúa diciendo: “Dicha formación se relaciona con el desarrollo armónico de las capacidades físicas, intelectuales, emocionales y morales de los educandos con el fin de propiciar su plena realización como sujetos conscientes y autónomos, aptos para decidir de manera lúcida y responsable sus objetivos, aspiraciones y alternativas de vida, así como miembros activos y solidarios de la sociedad” (PRESS, p.17).

En la primera parte del texto citado se habla de la misión de la educación superior, que es la formación integral de la persona. Sin embargo centra el significado de la formación como “desarrollo armónico de las capacidades físicas, intelectuales, emocionales y morales…”. Esta afirmación nos lleva a reflexionar  en el primer sentido de desarrollo original.

El ser humano en tanto que consciente de sí, implica en su devenir el desarrollo temporal de su propia naturaleza. De otra manera no lo alcanzaría ya que se encuentra en el tiempo como un ser en proceso, como un ser humano que es potencialmente un ser perfectible y en este devenir, perfeccionado.

Este desarrollo se debe entender como el despliegue del ser autoconsciente temporalmente desde el primer instante de su existencia (como participación del ser) hasta el logro del mayor perfeccionamiento. Partiendo desde la misma posibilidad de ser hasta la realidad del ser mejor tanto ad intra como ad extra, por tanto implica un desarrollo interior e integral, de todo su ser o no sería verdadero desarrollo.

Sólo el ser humano es capaz, por su autoconsciencia, de darse cuenta de este desarrollo y crecimiento y legítimamente experimentar insatisfacción cuando este desarrollo no abarca su interioridad e integralidad.

Visto de esa manera, el desarrollo parcial sería una deformación y una desintegración, es decir, el desarrollo que sólo atiende una parte del ser del hombre le llevaría a un proceso de avance desigual y no complementario, que puede fructificar en progresos notorios en áreas de la personalidad pero en otras el deficiente progreso le llevaría a un desequilibrio riesgoso. Tal es el caso de aquellos profesionistas que dotados de un nivel alto de conocimientos de su especialidad ejercen su carrera sin el discernimiento suficiente, que lo mismo le da respetar la dignidad de la persona humana en el ejercicio de su profesión que soslayar los derechos humanos si así lo requiere el logro de sus objetivos profesionales.

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