La perspectiva de los posgrados en México y su desarrollo

 M.A. Ignacio Arroyo Arroyo. Universidad Politécnica de Pénjamo. Profesor de Tiempo Completo. Pénjamo, Guanajuato, México. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

 M.A.P. Janet del Carmen Coronado Hernández. Universidad Politécnica de Pénjamo. Profesor de Tiempo Completo. Pénjamo, Guanajuato, México. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

 Ana Laura Morales Flores. Universidad Politécnica de Pénjamo. Estudiante de la Licenciatura en Administración y Gestión de Pequeñas y Medianas Empresas. Pénjamo, Guanajuato, México. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

 

Reseña

En nuestro país, con corte al año 2014 existen alrededor de 1,876 programas reconocidos por el Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC), de los cuales están egresando un aproximado de 244,300 personas, en perspectiva son 16 de cada 10 mil habitantes que estudian algún tipo de posgrado. Sin embargo, la mayoría tiene dificultades en encontrar un trabajo bien remunerado. Falta mejorar el sistema y no sólo poder formar capital humano con un alto nivel de conocimientos, sino también buscar los espacios para que puedan generar conocimiento y contribuir a que México crezca en el aspecto científico y tecnológico.

Palabras clave: Posgrado, desarrollo, México, PNPC, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).

 

articulo 1 1En México, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fue la primera institución que ofreció programas de posgrado en 1926, los cuales experimentaron un crecimiento durante los años setenta; casi el 70% de los programas fueron creados durante esta década. La función formal y primaria del posgrado en México, -como en el caso de muchos otros países- ha sido de corte académico, es decir, la de formar cuadros para las propias instituciones de educación superior que realicen actividades de docencia e investigación. Ciertamente, como función secundaria, se ha atendido la formación de profesionales de alto nivel para el sector de la producción y de los servicios, aunque la tendencia en este caso ha sido ubicar los programas correspondientes en el nivel de especialización.

“Hoy día, la generación y aprovechamiento de nuevas ideas, innovaciones y conocimiento se reconoce como bienes fundamentales para incrementar la productividad, competitividad y prosperidad”, dijo en un mensaje el Director General del CONACYT (2014). Por ello, todo sistema educativo tiene la obligación de formar capital humano altamente preparado.

México debe lograr mejores niveles de bienestar para todos sus ciudadanos y para ello el país necesita ser capaz de elevar su productividad y competitividad. Aquí es donde la inversión en ciencia y tecnología es una herramienta fundamental para acceder a una economía de bienestar, basada en el conocimiento; es decir, las actividades productivas se basan en la creación de bienes y servicios de alto valor agregado (CONACYT, 2014).

Los elementos que el CONACYT considera determinantes para impulsar el desarrollo de un sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación son: el impulso a la generación, absorción y consolidación de capital humano altamente calificado para llevar a cabo funciones de inversión y la construcción de infraestructura moderna dedicada a este mismo fin; que servirá para construir una economía del conocimiento. Aquí el consejo propone tres estrategias que son: la formación de capital humano altamente calificado; absorción de investigadores en el mercado laboral, y fortalecimiento de las labores de investigación.

El doctor Laclette (2014) señalo que en México, sólo 16 de cada 10 mil habitantes estudian algún tipo de posgrado. De ellos, poco menos de la mitad se incorpora al Sistema Nacional de Investigadores y del resto, se desconoce su destino, por lo que es necesario un mejor seguimiento de ese capital humano de alto valor.

En nuestro país sigue existiendo un número pequeño de personas que continúan con sus estudios de posgrado como se puede observar en la gráfica 1.

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Gráfica 1.- Número de estudiantes en educación superior por nivel de estudios y entidad federativa en el ciclo 2013-2014
Fuente: Malo (2014).

Además, estos datos vienen acompañados por el número de escuelas de nivel superior que han sido creadas durante los últimos años, como se muestra en la gráfica 2.

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Gráfica 2.- Escuelas de nivel superior en México
Nota: incluyendo posgrado.
Fuente: Sistema Nacional de Información Estadística Educativa (2015).

Según datos del CONACYT (2015) en México a la fecha están inscritas 1876 instituciones en el Padrón del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC). Este programa asegura la calidad de los posgrados ofertados para incrementar las capacidades científicas, humanísticas, tecnológicas y de innovación del país, que incorporen la generación y aplicación del conocimiento como un recurso para el desarrollo de la sociedad y la atención a sus necesidades, contribuyendo así a consolidar el crecimiento dinámico y un desarrollo más equitativo y sustentable del país.

Los programas que resulten aprobados por el PNPC (2015) pueden entrar en cuatro niveles que son:

  1. Competencia internacional. Programas que tienen colaboraciones en el ámbito internacional a través de convenios que incluyen la movilidad de estudiantes y profesores, la codirección de tesis y proyectos de investigación conjuntos.
  2. Consolidados. Programas que tienen reconocimiento nacional por la pertinencia e impacto en la formación de recursos humanos de alto nivel, en la productividad académica y en la colaboración con otros sectores de la sociedad.
  3. En desarrollo. Programas con una prospección académica positiva sustentada en su plan de mejora y en las metas factibles de alcanzar en el mediano plazo.
  4. De reciente creación. Programas que satisfacen los criterios y estándares básicos del marco de referencia del PNPC.

Para apoyar a los posgrados en nuestro país, el Programa Nacional para el Mejoramiento del Posgrado de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) propone ocho líneas de acción: evaluación de los programas de posgrado; organización y funcionamiento del posgrado; desarrollo de posgrados nacionales; desarrollo de posgrados regionales; vinculación del posgrado con los sectores productivos de bienes y servicios; información sobre el posgrado; apoyo a la superación del personal académico del posgrado; servicios de apoyo al estudiante del posgrado.

A pesar de este tipo de proceso y aseguramiento de calidad, en México está ocurriendo que los que egresan de estos posgrados tienen pocas oportunidades laborales, según el diario El Economista (Ruiz, 2014). Donde se señalan dos retos para los programas de posgrado y becas, el primero tiene que ver con el reconocimiento de los posgrados mexicanos en el mundo; y el segundo es generar los espacios para los becarios, colocarlos en empleos bien remunerados y que tengan vínculos importantes para elevar la competitividad del país.

articulo 1 5Para enfrentar este problema de empleo de los mexicanos mejor calificados, CONACYT tiene programas como las estancias posdoctorales; un programa de incorporación de maestros a la industria; un boletín de enlace laboral que mueve más de 2,500 vacantes que mensualmente les hacen llegar a sus becarios y ex becarios, y el más reciente esfuerzo, con el que se abrieron 574 plazas, las cátedras para jóvenes investigadores.

Menciona García (1990) que uno de los problemas por los que está pasando la educación del cuarto nivel en México es el de la falta de planeación. El posgrado no está funcionando como sistema, sino como un conjunto desestructurado de elementos. La educación de posgrado como sistema no se desarrolla de la noche a la mañana. Se requiere de un largo periodo, recursos y disposición de las instituciones para llegar a acuerdos nacionales para regular el sistema. Además, no todas las instituciones tienen un nivel de desarrollo similar al del posgrado.

En México, debido al legado francés, la competencia profesional básica se adquiere durante los estudios de licenciatura, lo que de alguna manera para García (1990) hace menos necesario el posgrado para la formación profesional. El posgrado mexicano alcanza los más altos niveles de desarrollo o diferenciación en las instituciones públicas más ricas y con una vocación hacia la investigación como la Universidad Autónoma de México (UNAM), el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV) y el Colegio de México (COLMEX).

Para Arrendo, Pérez y Morán (2006), las instituciones de educación superior, en cierto modo al igual que el sector de la producción y de los servicios, estuvieron por mucho tiempo en un régimen de tutela y protección por parte del Estado, con un mercado cautivo de consumidores del posgrado, constituido fundamentalmente por un mercado académico en expansión, y no se preocuparon, sino de manera genérica, en establecer mecanismos específicos y programas de relación y vinculación con el sector de la economía. Ahora, de manera insoslayable, las necesidades del aparato productivo y los retos del desarrollo tecnológico, que plantean la apertura comercial y la integración económica, obligan a una mayor vinculación del posgrado con el sector de la producción y de los servicios.

En nuestro caso, la Universidad Politécnica de Pénjamo está buscando en convertirse en una institución más que ofrezca posgrados que estén dentro del PNPC, lo cual, le dará esa ventaja competitiva en la región y hará cumplir con sus metas a largo plazo, ya que el fortalecimiento de estos programas es para llevarlos a nivel internacional con una proyección mundial, para que se conozca y se reconozca la calidad de los posgrados mexicanos, de esta forma, México podrá ser más competitivo, crecer e incursionar por completo en una actual sociedad del conocimiento.

Bibliografía

Laclette, J. P. (2014). Sólo 16 de cada 10 mil mexicanos estudian un posgrado. México: Foro Consultivo Cientifico y Tecnológico.