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El problema de la participación de los universitarios mexicanos en la democracia: Historia, educación, ignorancia y rebeldía

revista-coepes-4-4-1Reseña:

Este artículo nos presenta un análisis sobre el papel que juega el estudiante mexicano del siglo XXI en relación a la democracia y su actuar político. Tomando como referencia los más recientes sucesos de este orden donde ocupa un rol protagónico, resultado de  la influencia, entre otros aspectos, de la educación cívica recibida durante su proceso formativo.

Lic. Brenda Mariana Figueroa Espinosa
Docente
Instituto Tecnológico Superior de Guanajuato
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Palabras clave:

Democracia, ciudadanía, educación, civismo, rebelión estudiantil.

Para poder hablar de democracia en nuestro país, y explicar a su vez cómo es que la población universitaria mexicana ha participado en ella, tendríamos que echar un vistazo al panorama histórico que nos define en ese espacio, revisar y desmenuzar brevemente  la influencia que han tenido los actores involucrados y su efecto para con la población mexicana actual. Este “vistazo histórico” es esencial para conocer a una sociedad universitaria del presente, a la que ubicaremos en el contexto  de la segunda década del siglo XXI, sociedad que hasta principios de este  siglo se mostraba ansiosa por vivir un cambio social y político que en apariencia se logró con un movimiento en la  procedencia política de la persona que representa al Poder Ejecutivo en nuestro país. ¿Será que esto significó un aumento en su participación dentro del ámbito democrático? ¿0 se trata simplemente de la reacción impulsiva de los mexicanos para modificar el destino general del país?

1. Educación cívica en el aula y su efecto en el mexicano de hoy… un poco de historia.

Para realizar este “vistazo histórico” en relación  al civismo enseñado en el aula y como ha influido en  la actividad democrática del universitario mexicano en la actualidad, realizaré un análisis enfocándome en dos elementos, el primero de ellos hace referencia a una herramienta didáctica indispensable en la educación básica en  México: el libro de texto de Civismo e Historia de educación básica, rescatando particularmente la concepción de ciudadano que se  maneja en ellos y la influencia que este recurso ha tenido en la población estudiantil; para el segundo elemento resaltaré brevemente los momentos históricos en donde la sociedad mexicana y en particular aquella que cursaba sus estudios en el nivel superior, participó en la democracia y en la política.

(a) Libro de texto de Civismo e Historia de educación primaria en México.

Hablando de los libros de texto como una herramienta didáctica esencial en los procesos de enseñanza-aprendizaje en la educación formal de cualquier grado, podemos resaltar que no sólo es precisamente esencial, sino que además representa un instrumento de influencia muy significativa para aquellos que tienen la fortuna de trabajarlos mediante la lectura pues han capturado de forma física cualquier tipo de información y “conocimiento” indispensable en el proceso educativo. Por lo que al referirnos a “los libros de texto de Civismo e Historia” resulta aún más significativa su influencia, pues han concentrado desde su aprobación en el año de 1923, por parte de la Secretaría de Educación Pública (De la Peza C., 2000: 69-78) los ideales  de los diferentes gobiernos que esta valiosa herramienta ha visto pasar.

Si bien estos textos nos han hablado de los diferentes momentos que ha vivido la nación, aún antes de su concepción como tal y además nos ha presentado héroes y heroínas librando batallas, también ha reflejado intereses e ideologías implícitas que nos llevan a definir uno de los conceptos objeto de este trabajo y es precisamente el de ciudadanía.

Carmen de la Peza y Sara Corona ambas investigadoras, nos hablan de ello en su artículo “Educación cívica y cultura política” (2000) en donde explican “…el individuo se constituye, en relación con el derecho y con la nación, como sujeto político y adquiere calidad de ciudadano, como miembro del Estado-nación al cual pertenece.”

Así mismo, realizan en esta obra un análisis de estos libros de texto y sus modificaciones a través del tiempo y nos dicen “El análisis de los libros de texto de historia y civismo mexicanos nos permitió observar algunas variantes en la concepción del “ciudadano” en las distintas épocas. Sin embargo, sobresale  como elemento invariable el carácter “no político” de las distintas nociones de ciudadanía adoptadas por los libros de texto aprobados oficialmente por la Secretaría de Educación Pública, desde 1923 hasta la fecha…”; es decir, en los libros de texto, aún con sus modificaciones obligadas en relación a los cambios de gobierno y a sus diferentes ideologías, la noción de ciudadano y de su papel dentro de la actividad política se mostraba como no existente.

Sin embargo las investigadoras también nos explican refiriéndose a uno de los modelos  de gobierno: “Como parte del proyecto Nacionalista Revolucionario de construcción de un Estado-nación, moderno, homogéneo y unificado, se dio prioridad a la construcción de la “identidad nacional” desde una perspectiva étnica y cultural, por encima de la creación de un sujeto político con conciencia ciudadana y apto para la participación democrática. El mismo modelo de desarrollo continuó hasta de la década de los 60 en la que entró en crisis.” Esto quiere decir que la información que los libros de texto manejaron desde su aprobación hasta los años 60  a pesar de los cambios que sufrían, daban más importancia al sentido de pertenencia del mexicano, su imagen, sus orígenes y  los símbolos que los representaban, que al papel que ahora ellos podrían jugar como “ciudadanos activos” conscientes de su participación dentro de la democracia y la política del país.

Sin embargo, y como ya lo mencionan las también profesoras y como lo sabemos los mexicanos, en los años 60 llegó la crisis política quizá mas significativa, que trajo consigo uno de los movimientos sociales más importantes.

(b) La crisis de los 60 y “las luchas”  de los estudiantes universitarios.

Con base en lo tratado en el apartado anterior, podemos deducir que el joven estudiante mexicano, en relación a los temas de política y democracia, no ha llegado bien “armado” a la educación superior, pues no ha gozado de recursos  que le permitieran desarrollar  ciertas habilidades del pensamiento indispensables en el accionar de los ámbitos mencionados. Sin  embargo eso no le  ha impedido despertar de ese letargo educativo y de falta de herramientas para poder revelarse en un momento de crisis para la política y la democracia mexicana.

Para estas alturas quiero un paréntesis, para destacar un suceso clave en historia del país, colocándonos en los años 50, etapa en la que la mujer, logra obtener el derecho a participar activamente de la democracia ejerciendo  el voto para la elección de nuestros representantes. Este hecho en la historia representa una carga de energía muy importante para lo que estaría por suceder una década después; ya no es solamente el hombre quien tiene voz y voto en la toma de decisiones, ahora la mujer también lo tiene.

Podemos ubicarnos ahora sí en los  años sesenta, un momento crucial en el mundo, en donde pareciera que a los estudiantes universitarios de diferentes países les prendieron una mecha que originaría uno de las “bombas sociales” más importantes. Pero… ¿qué sucedió en México?

Unido por un ideal de democracia, un grupo sustancioso de estudiantes universitarios con  rasgos de liderazgo y pensamiento crítico, pertenecientes a las dos casas de estudio más importantes del país, inició un movimiento que expresaba un hartazgo  por la realidad social y política del mismo, sin embargo en aquel momento el gobierno en turno decidió que no era el momento de que esta juventud mexicana se expresara y cortó de tajo dicha participación… está de más el tratar de describir en estas líneas la manera en que este momento de expresión fue finiquitado…

La represión directa (y violenta) que debilitó la participación  en esos tiempos, propició que la juventud y el resto de la población se conformaran con aceptar lo que el gobierno les ofrecía, el consumismo y la  ignorancia que llevaron  hasta la eliminación de la expresión  del mexicano durante las siguientes décadas justo hasta llegar a este tiempo.

En plena segunda década del siglo XXI, siendo México un país cuya  juventud abarca un poco más del 50% de la población (Villegas Lomelí 2008), con la fortaleza de los medios de comunicación que nos dosifican la información y la tecnología en todo su esplendor, nos han convertido en una nación desmotivada pero con más herramientas para poder participar como ciudadanos.

En el año de 2005 se llevó a cabo la segunda Encuesta Nacional de la Juventud en donde queda demostrado lo siguiente “… el 22.3% de los jóvenes muestran un interés nulo por la política y las elecciones; el 38% dice no estar interesado en ver noticias sobre política. La razón argumentada fue que los políticos no eran honestos, respuesta que claro, denota la problemática de la participación política.” (Villegas Lomelí 2008)

Pero qué ha pasado siete años después de que se realizó dicha encuesta, cuál es la actitud de la juventud en estos momentos, justo cuando estamos terminando un sexenio y surge otra vez el reto de participar en unas nuevas elecciones.
Es aquí en donde hago referencia al movimiento estudiantil más reciente, el que estamos viviendo justo en estos días y que pareciera dar  respuesta a ese reto de participación política  de la juventud universitaria.

“La cita era a las seis de la tarde en la Estela de Luz, un monumento construido en 2010 para celebrar el Bicentenario de la Independencia y un emblema para muchos de la ineficacia y de la corrupción, por su costo desmesurado. Allí, en un ambiente festivo, se presentó en sociedad el movimiento Yo Soy 132 (en referencia a los 131 alumnos que se significaron tras una protesta contra Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana), y allí se congregaron los estudiantes de las universidades privadas, donde se encendió la mecha, y los de las públicas, que se han subido al carro de la rebeldía. Y también ciudadanos simplemente enojados, como Graciela Galán, de 61 años, desempleada desde hace cuatro, que exhibía emocionada una pancarta que decía: “Gracias jóvenes, sólo ustedes pueden salvar México”.(Marín, 2012)

Como lo señala el fragmento tomado de una nota periodística, Yo soy 132  ha surgido precisamente de la unión de los jóvenes, pertenecientes a universidades privadas (a diferencia del movimiento estudiantil de 1968)  motivados por la inconformidad en relación a como los medios de comunicación hablan de democracia, elecciones y política, en donde para ellos, la información la mayoría de las veces es falsa o bien dicho maquillada a beneficio de otros quienes representan la cúpula del poder, y así se menciona también en la nota citada:
“En teoría la convocatoria no estaba dirigida contra nadie. El movimiento solo quería exigir un proceso electoral transparente y claro, un voto consciente e informado y la democratización de los medios de comunicación”
Pero ¿qué ha sucedido? pareciera que esta intención original de los jóvenes en muy poco tiempo se ha tergiversado y se ha convertido en un movimiento “anti partidista” claro, esto siempre en función de la inclinación política personal de los que ya forman parte de él. Así lo menciona el escritor Paco Ignacio Taibo II “… me suena tan raro lo de ser neutrales”, proclamó megáfono en mano y añadió: “Pero ¿de verdad hay alguien aquí que vaya a votar a Peña Nieto?... y bueno, a título personal agregaría: ¿hay alguien aquí que vaya a votar a tal?… o a este otro? … insisto… ahora sólo se trata de intereses personales partidistas.

A manera de conclusión,  hay que rescatar algo muy importante, la juventud del México actual parece menos temerosa y por lo tanto más arriesgada, empieza a hacer uso de ese pensamiento crítico y de la voz que por mucho tiempo fue callada por distintas razones, empieza a expresar de forma clara sus ideas y cómo proyecta su ejecución.

Sólo quedaría esperar y comprobar si esa pasión que están mostrando y el compromiso que los mantiene unidos perdurarán o se le verá irse como si fuera un cometa que sólo se deja ver cada cierto tiempo y luego se vuelve a perder en el universo. Quedamos entonces en espera de que no sea un movimiento superficial que obedezca al impulso momentáneo de jóvenes universitarios inconformes y que quede establecido como la juventud que le dará estabilidad política a nuestro país consiguiendo así  los fines originalmente perseguidos: ”… un proceso electoral transparente y claro, un voto consciente e informado y la democratización de los medios de comunicación.” Esto incluyendo claro a nuestros sagrados libros de texto.


Bibliografía:

DE LA PEZA C., Ma. del Carmen; CORONA, Sara, “Educación cívica y cultura política” Infancia, legislación y política. 2000 pp. 69-78

http://www.uam.mx/cdi/inflegypol/carmendelapeza.pdf  

VILLEGAS LOMELÍ, Elia Guadalupe. “Los jóvenes y su participación política: el papel de los universitarios en una renovación política”. 2008, pp. 1-13

http://www.filos.unam.mx/CNEPJ/categoriaA/Los_jovenes_y_su_participacion_politica.pdf

MARÍN, Bernardo. “Los universitarios mexicanos se rebelan contra la democracia de telenovela”, El país, mayo de 2012.

http://internacional.elpais.com/internacional/2012/05/24/actualidad/1337834316_514169.html