head

La innovación y el humanismo. Perspectiva desde y para la educación superior

Julieta Auxiliadora Egui Sánchez 1

 

articulo 3 1

Resumen

El presente artículo analiza la importancia de la innovación en los contextos universitarios, tomando en cuenta el eje transversal de una visión humanista de la educación superior.

Inicialmente se hace un recorrido por las instancias epistemológicas que fundamentan el humanismo en la educación actual, partiendo del génesis de éste en el renacimiento, luego en su transformación a partir de los fenómenos bélicos mundiales del siglo XX en la filosofía existencial, postulados adoptados por la psicología humanista en la década de los sesentas.

Vista esta última como un espacio en el que se estructuraron elementos que iluminan parte de los fundamentos de la vena humanista en la educación de hoy. En ese sentido, se trata de una aproximación interdisciplinaria (filosofía, pedagogía y psicología) de la innovación y el humanismo en la educación superior.

Palabras clave: Humanismo, Innovación y Educación Superior.

 

Abstract

The present document accost an analysis about the importance of innovation in university contexts, considering the transversal axis of a humanistic vision of higher education.

First of all we make an epistemological instances tour that ground humanism in today's education, for one hand starting from the genesis of this in the renaissance, then in its transformation from the world war phenomena of the twentieth century in existential philosophy, but the other hand adopted some postulates by the Humanistic psychology in the 1960s.

The last one view like a space where all the elements are structured to continue illuminated part of the foundations of the humanist root in education today. In this case, it is an interdisciplinary approach (philosophy, pedagogy and psychology) of innovation and humanism in higher education.

Keywords: Humanism, Innovation and Higher Education.

Introducción

Los eventos generados alrededor de la Primera y Segunda Guerra Mundial obligan a una reflexión profunda sobre el ser humano y su verdadero sentido en la historia. Surgen entonces figuras, pensamientos y personas que dan un panorama para entender la nueva visión del hombre y del mundo; tales como Abraham Maslow, Carl Rogers, Viktor Frankl y Rollo May. Hombres que reconcilian a la persona con lo mejor de sí mismo.

Amanecer del humanismo posmoderno.

articulo 3 2Es necesario explicarnos y comprender la existencia humana desde un plano de lo inmediato, tomando en cuenta las particularidades de cada uno, a partir de las propias experiencias vitales. Ya no podemos, por razones de honestidad, evadir un análisis de la existencia humana, de su fragilidad, de su angustia, de su finitud, sólo con métodos exclusivamente racionales.

Aun cuando el Humanismo, como corriente cultural desarrollada en Europa, se puede remontar a la época del Renacimiento, entendido éste como ese gran movimiento cultural acaecido en la Europa Occidental durante los siglos XV y XVI de nuestra era, es en el siglo XIX cuando este término adquiere verdadera relevancia. Al respecto, todavía no era visto como un sistema filosófico, sino que se vinculaba más bien con un conjunto de postulados que apuntaban a la valoración de la persona como un ser con capacidades ilimitadas en el ámbito intelectual, por lo tanto sensible al desarrollo del saber y amplias habilidades para dominar diversas disciplinas para su propio beneficio.

Es por ello que, en el siglo XIX, todavía la expresión “humanismo” se asocia exclusivamente al campo educativo-académico. No obstante, los eventos históricos del siglo XX, forzaron el origen de reflexiones mucho más puntuales en la perspectiva humanista, ofreciendo alternativas que crean una significativa distancia con respecto a la hegemonía del pensamiento filosófico positivista –surgido en Francia en el siglo XIX con el filósofo y teórico Claude-Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon y el más reconocido representante Auguste Comte, filósofo y sociólogo, entre otros-, donde la supremacía apuntaba a la sola validación de la única autenticidad del conocimiento a través del método científico. En efecto, la “oxigenación humanista” nace en un piso de desconcierto, dolor, sufrimiento, donde las personas se encuentran sin respuestas ante fenómenos políticos y sociales carentes de sentido. Los embates de la Primera y Segunda Guerra Mundial del siglo XX obligaron a una aproximación a lo humano desde otra perspectiva. En relación con esto último, es cuando algunos hombres y mujeres de entonces se permiten cuestionarse ante aquello en lo que son protagonistas y testigos al mismo tiempo: ¿cómo responder con la exactitud del método científico a la desolación de la posguerra en la vida de los civiles? ¿Cómo entender la lógica de los gobernantes de entonces quienes apostaron por resoluciones bélicas para asegurar el predominio de territorios y naciones? ¿Cómo explicar y razonar ante la desolación de poblaciones enteras que deambulaban desorientadas por las calles de ciudades abatidas por los bombardeos? ¿Cómo abordar la confusión y el desconsuelo de quienes habían perdido trágicamente a sus seres queridos? Éstos y muchas otras interrogantes acicateaban la vida de todos, después de las guerras. A este punto de la disertación, resulta oportuno convocar el pensamiento del poeta Ralph Waldo Emerson, quien sostenía que "lo trágico de la guerra es que ésta echa mano de lo mejor del hombre para emplearlo en la peor de las obras humanas: destruir." Más escalofriante aun lo que afirmó el novelista Ernesto Sábato, refiriéndose a las decisiones tomadas por los gobernantes que apostaron por la guerra: “al parecer, la dignidad humana no estaba prevista en el plan de globalización”.

En este desolador contexto surge un movimiento filosófico, conocido como Existencialismo, que le dio un giro significativo a la historia del siglo XX, aunque los principales precursores inician sus reflexiones en el siglo XIX. Los filósofos existencialistas circunscriben su análisis en la condición humana, mirando las raíces que constituyen al ser humano, como su libertad y la responsabilidad individual de cada persona; esto supone abordar su universo emocional y el sentido de su vida.

Sobre la base de las consideraciones anteriores, es oportuno destacar de entrada algunas figuras relevantes en el inicio de la psicología humanista, cuyo espacio epistemológico está fundamentado en los postulados de la filosofía existencial. En este propósito, también el territorio de la psicología fue afectado por los fenómenos sociales del siglo XX que ya se han mencionado en los párrafos anteriores.

La perspectiva humanista comienza a desarrollarse hacia la década del 60. Surge como oposición al auge de las teorías sociológicas que defienden al hombre como un simple producto de su ambiente. Esta corriente filosófica destaca la importancia que se le asigna a la persona, a la libertad personal, a la responsabilidad, a la creatividad individual y a la espontaneidad. De igual forma hace hincapié en la experiencia consciente del individuo; poniendo énfasis en todo lo relacionado con la naturaleza humana. Esta corriente filosófica influirá directamente en Europa de la que luego se llamará “psicología existencial”, anterior a la eclosión norteamericana de la psicología humanística.

Desde el punto de vista del Existencialismo, hace énfasis en la existencia, en la manera como los seres humanos viven sus vidas, en un contexto de libertad. Parte del principio que el ser humano no se puede reducir a una entidad cualquiera, sea ésta la de animal racional, ente psíquico o biológico. La existencia es vista desde una individualidad concreta y por tanto toma como elementos relevantes la subjetividad, la libertad individual y la capacidad de elección. En ese sentido, según los principios del existencialismo, existir supone que el hombre se realiza como y desde la interioridad, con conciencia y libertad, saliendo fuera de sí mismo, en el encuentro con las cosas y en la apertura con los otros en el mundo. Toma en cuenta al ser del hombre sobre el tener o poseer. Explora en la libertad personal y en la responsabilidad del individuo en el mundo. Si se aborda desde la perspectiva de Kierkegaard (1813 – 1855), habrá que vincularlo con la capacidad de elegir el propio camino, sin la ayuda de los modelos universales, objetivos. Este filósofo resalta la importancia de la acción individual apasionada al decidir sobre la moral y la verdad. Si se ahonda desde la posición de Nietzsche (1844-1900) la orientación va hacia un individuo que puede decidir qué situaciones deben ser consideradas como situaciones morales. Esta corriente nace en contra de las corrientes imperantes en las décadas de los 40 y 50. Además de los ya citados, también dan su aporte importante en el existencialismo: Jean Paul Sartre (1905–1980), quien consideraba que el ser humano está condenado a ser libre, es decir, arrojado a la misma acción y responsable plenamente de la misma, sin excusas. Aun cuando parten de algunos presupuestos algo desoladores, como lo son el absurdo y la nada, fundamentan su teoría en lo que es inherente al ser humano: su libertad.

articulo 3 3Desde una visión más humanizada de la persona: Por una sensación de insuficiencia y la percepción de una visión del ser humano reduccionista, mecanicista y determinista, surge un manifiesto rechazo a los procedimientos y concepciones de las dos fuerzas anteriores, sirviéndose de sus alcances. La Psicología Humanística es más un movimiento que una escuela y más aún, es el reflejo de una actitud sobre el ser humano y el conocimiento. Esta corriente ve al hombre más allá que la suma de sus partes, trabaja con el consciente, realza y valora su capacidad de elegir. Hay una opción de fondo de centrarse en la persona, asumiendo su experiencia interior, el significado que da el sujeto a sus experiencias y la auto presencia que esto supone. Hay un honesto compromiso con el valor de la dignidad humana y gran interés en el desarrollo pleno del potencial inherente a cada persona, tal como ella se descubre a sí misma y en relación con el entorno.

Algunas personas se aventuraron a profundizar más en una visión integradora de las distintas áreas del ser humano. Digo “se aventuraron”, porque esto supuso desvincularse de corrientes psicológicas que poseían un piso sólido. Abraham Maslow (1908 -1970) orientó sus pasos hacia la incorporación de un elemento casi desconocido en las ciencias: la espiritualidad. Ese encuentro con la dimensión mística del hombre, le introdujo en una búsqueda honesta de caminos hacia una visión holistica de la realidad humana. Desde hacía mucho venía reflexionando acerca de la motivación humana, sistematizando sus investigaciones y reflexiones en función de la graficación de un camino de autorrealización. En ese sentido afirma que cuando no se colman las necesidades de autorrealización, surgen las meta-patologías, cuya lista es complementaria y tan extensiva como la de las meta-necesidades.

Otro que centró su investigación y su trabajo tearapéutico, desde un enfoque humanista, fue Carl Rogers (1902-1987), quien funda las bases de la terapia centrada en la persona. Él concentra su visión a través de la “fuerza de vida”, que definió como la tendencia actualizante. Rogers estaba convencido de que todas las creaturas –no sólo los humanos- persiguen hacer lo mejor de su existencia y si fallan en su propósito no será por falta de deseo (Rogers, 1978).

Cabe mencionar aquí a Viktor Frankl (1905 – 1997), cuya experiencia en los campos de concentración le permitió ahondar en el verdadero sentido de la existencia. Constató, en carne propia, que en condiciones extremas de deshumanización y sufrimiento, el ser humano puede encontrar una razón para vivir, basada en su dimensión espiritual (Frankl, 1991).

Muchos más nombres y vertientes enriquecen la tercera fuerza de la psicología, pero los recientemente presentados me parecieron representativos. La intención de mencionarlos obedece a mostrar cómo, desde experiencias diversas, cuando existen ideales comunes, pueden converger maravillosamente la riqueza de aportes desde una visión humanística.

Cuando se habla del abrazo oxigenante entre el humanismo y la psicología hacía referencia también a todas las concepciones que colocan al ser humano como centro de su interés e intentan rescatar su dignidad. Las influencias filosóficas más fuertes en la psicología humanística se concentran más en las corrientes existencialista y fenomenológica. Donde se hace hincapié en la existencia humana y en el feómeno, es decir, en los acercamientos a la experiencia de la persona y a los contenidos de la conciencia; sin prejuicios, simplemente desde la aproximación del observador.

Humanismo e innovación

El vaso está medio lleno” y “el vaso está medio vacío” son descripciones del mismo fenómeno pero tienen connotaciones significativamente diferentes. Modificar la percepción de un gerente de un vaso medio lleno a uno medio vacío ofrece grandes oportunidades de innovación.
Peter Drucker

Es conveniente, tal como lo afirma Drucker (2008), tener presente la postura o visión con la que se aborda una realidad, las condiciones reales del “vaso” serán determinantes no sólo por cómo está, sino cómo se mira y cómo se aborda.

Es por ello que la innovación debe considerarse como la función específica del emprendimiento, entendido éste como una acción que supone riesgos en la toma de nuevas decisiones para la obtención y uso de recursos que transformen favorablemente una realidad. En ese sentido, se identifica como ese medio por el cual la persona o institución crea nuevos recursos generadores de riqueza o incrementa los recursos existentes con un potencial mejorado para producir riqueza, no exclusivamente en el ámbito económico, sino también desde el punto de vista intelectual, organizacional, entre otros.

En relación con este último, Hoyos-Vásquez (2009), cuando cita a Taylor (2007), hace referencia a buscar un humanismo que sea capaz de reconocer el valor de la ciencia, la técnica y la tecnología sin absolutizarlas, favoreciendo el aprecio y cultivo de una formación de la persona, tomando en cuenta un horizonte de trascendencia en el que como creyente o no pueda comprometerse ética y políticamente con el bien común y con la sociedad como un todo.

Humanismo, innovación y educación superior

De igual manera, Hoyos-Vázquez (2009), al hablar del nuevo humanismo que se pretende en la educación superior es aquel que concibe una “Universidad sin condición (gracias a las “humanidades”)”, haciendo referencia a lo que el filósofo Jacques Derrida señaló libre en Stanford en 1998 y luego en Frankfurt en 2000, así como en Murcia el siguiente año, acerca de que el futuro de la universidad debería ser totalmente libre, donde no se obstaculice de ninguna forma la investigación. De hecho, insistió que la verdad está circunscrita especialmente a las ciencias del espíritu. Al respecto, Derrida sostuvo que los cuestionamientos que tendría que atender la universidad deberían ser, entre otros, aquellos que estén vinculados con los derechos humanos, la diferencia de género o el racismo. Por tanto, desde el punto de vista filosófico, la universidad no debería atender exclusivamente el análisis de conceptos, sino crear condiciones para actitudes desafiantes, capaces de resistencias y planteamientos diversos a los habituales. Es decir, un espacio en donde lo impredecible tenga cabida, capaz de volverse un verdadero acontecimiento (Hoyos-Vásquez, 2009).

Por otro lado, Herrera y Didriksson (1999) hacen alusión a la necesidad de concebir a la universidad como un lugar que forme también pensando en la transformación del mercado de trabajo, sin caer en un mercantilismo a ultranza. Supone entonces favorecer la consolidación de la sociedad del conocimiento y asegurar un intensivo desarrollo de las tecnologías de información, percibidas éstas como los ejes que sostienen el diseño de modelos universitarios verdaderamente innovadores. Al respecto, estos autores proponen siete condiciones que denominan “rasgos de innovación”. A continuación se enlistan:

  1. Una universidad innovadora es aquella en la que los servicios educacionales son establecidos por el valor social del conocimiento en la producción. Sin embargo, el resultado de los procesos educacionales no se reduce a la utilidad económica del conocimiento producido.
  2. La cultura de la innovación debe ser el valor académico más importante porque define la pertinencia de la educación superior a partir del servicio que presta a la sociedad.
  3. La innovación requiere modificar la organización administrativa de las instituciones de tal forma que los cambios propuestos sean factibles.
  4. La innovación se va construyendo momento a momento hasta que el cambio aparece como punto de ruptura y su trayectoria no permite retrocesos o retornos. En este caso la ruptura determina la presencia de tendencias hacia la diferenciación articulada y la fusión de la tecnología con las humanidades.
  5. La innovación provoca un permanente debilitamiento de jerarquías de liderazgo tradicionales para dar lugar a esfuerzos conjuntos de diferentes sectores y estructuras.
  6. La cultura de la innovación descansa en la promoción permanente de consensos esenciales entre todos los sectores que integran a las instituciones.
  7. La innovación requiere del establecimiento de vínculos con instituciones nacionales y extranjeras a partir de mecanismos de flexibilidad permanente en las estructuras académicas. (Herrera y Didriksson, 1999, p. 34).

Asimismo, Vargas (2010) asocia la innovación humanista universitaria a la necesidad de formar y favorecer la interacción con lo extraño, visto esto último como lo opuesto a lo conocido y familiar.

Los objetos con los que nos relacionamos en la vida cotidiana resultan familiares porque estamos habituados a sus modos de aparecer, es decir, podemos prever cómo se comportarán, o qué aspecto tendrán si los giramos o les damos la vuelta. Lo propio o familiar funge como punto de referencia desde el cual les es posible a los individuos orientarse respecto de lo desconocido o de lo extraño. De este modo se establece una asimetría en la que siempre hay una tendencia a que lo propio y lo familiar prevalezca sobre lo extraño. Lo extraño se percibe como una dimensión que desborda la esfera de lo familiar y que se presenta como la trascendencia que si bien es distinta de lo propio, sin embargo puede llegar a enriquecerla (Vargas, 2010, p. 151).

Sobre la base de las consideraciones anteriores, Macías Llanes (2006), cuando hace una disertación de la innovación humanista en las casas de estudios superiores, menciona la necesidad de interaccionar con los diversos problemas que se abordan tomando en cuenta el paradigma de la complejidad, asumida como cosmovisión, donde las producciones acerca del mundo en su conjunto y el proceso de la cognición humana en general, obligan a la confección de un nueva mirada hacia el mundo y el conocimiento, donde se trascienda el reduccionismo, partiendo de las posturas holistas emergentes de un pensamiento más sistémico.

En ese sentido, se apoya la postura que sostiene Ramos Serpa (2006) al afirmar que la formación humanística simboliza la confección y apropiación de la persona, a través del proceso educativo sistemático, de una visión integral y holística acerca de la naturaleza del ser humano y de la sociedad, así como la subsiguiente interrelación entre ellos. Cabe agregar que todo lo anterior requiere nutrirse delos insumos que ofrecen las más diversas disciplinas científicas, cuyos abordajes implican a la persona y ésta en sociedad. Para ello es convocada una interdisciplinariedad donde hacen su acto de presencia la filosofía, la economía, la sociología, la politología, la jurisprudencia, la lógica, la epistemología, la ética, la estética, la sicología, la pedagogía y la historia, entre otras (Ramos Serpa, 2006, p. 11).

Humanismo, innovación, educación y territorio

Finalmente, es necesario asegurar el desarrollo de una conciencia ecológica que humaniza no sólo a la persona sino y sobre todo su conciencia de su interacción favorable consigo misma y con el entorno, desde una postura de creatura, en medio de la majestuosidad de lo que le trasciende y no desde un pedestal de dominio y de conquistador. Recuperando aquella “sabiduría de la relación” inculcada por los ancestros de este territorio latinoamericano que ocuparon reverentemente estos espacios en otros tiempos

articulo 3 4

Conclusiones

Tal como puede verse, si se quiere que la formación ofrecida por las universidades permita el desarrollo integral de las personas, es de suprema importancia brindar insumos que le permitan ser capaces de insertarse en la sociedad con una conciencia de ciudadanos dispuestos a comprometerse consigo mismo y con su entorno. El humanismo aproxima, la innovación emprende y la educación permite colocarse en calidad de extraño ante cualquier fenómeno que trasciende a la persona. La autorrealización favorece la posibilidad de contagiar lo mejor de sí en el espacio donde se desarrolla el individuo, pero no se improvisa y he aquí el trabajo de la educación: entrenar y especializar en deconstruir y construir, a partir de lo que se desmantela reverencialmente y constituye lo que nos acerca y nos hace mejores personas. Las evidencias de “las costuras de los vínculos” es lo que muestra la humanidad renovada de un individuo y no su perfección.

Bibliografía

Araujo, M.C. & Leal Guerra, M. (2007). Inteligencia Emocional y Desempeño Laboral en las Instituciones de Educación Superior Públicas. CICAG. Centro de Investigación de Ciencias Administrativas y Gerenciales, Vol 4 (2).
Castanedo, C. (2005). Psicología Humanística Norteamericana. México: Herder.
(2008). Seis Enfoques Psicoterapéuticos. 2ª ed. México: Manual Moderno.
Drucker, P. (2008). La disciplina de la innovación. Ricardo Villafaña Figueroa. Innovación Empresarial.
Egui, J. (2011). Estudio descriptivo del proceso de resignificación del sufrimiento en una artista y su relación con la experiencia subjetiva de creación de esculturas en barro. Tesis de maestría. León, México: Universidad de la Salle, Bajío.
Frankl, V. (1991). El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder.
Herrera, A. & Didriksson, A. (1999). La construcción curricular: innovación, flexibilidad y competencias. Educación Superior y Sociedad. VOL 10 Nº 2: 29-52.
Hoyos-Vásquez, G. (2009). Educación para un nuevo humanismo. MAGIS, Revista Internacional de Investigación en Educación, 2, 425-433.
Macías Llanes, M.E. (2006). Educación en Ciencia - Tecnología - Sociedad en la formación general integral del profesional de la salud. Cuba: Instituto Superior de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay.
Michavila, F. (2009). La innovación educativa. Oportunidades y barreras. ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura. CLXXXV EXTRA 3-8.
Ramos Serpa, G. (2006). La formación humanística como componente de la formación integral del profesional universitario. Revista Educação em Questão, Natal, v. 27, n. 13, p. 7-27.
Rogers, C. (1978). Terapia, personalidad y relaciones interpersonales. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Nueva Visión.
Vargas, J.C. (2010). De la formación humanista a la formación integral: reflexiones sobre el desplazamiento del sentido y fines de la educación superior. Praxis Filosófica. Nueva serie, N.° 30, 71-4156- 1 67.
Veiga, L. (2001). Innovación y competitividad. Hoy & Ayer. Revista de Antiguos Alumnos del IEEM. 72-87.
Vidal Ledo, M. & Rivera Michelena. N. (2007). Investigación-acción. Escuela Nacional de Salud Pública. Educación Media Superior. 21(4).
Zambrano, L.A. & Manzano Arrondo, V. (2005). ¿Hacia dónde camina la Universidad? Reflexiones acerca del EEES. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado. 18(3), 269-276.


1 Venezolana. Licenciada en Pedagogía de las Artes Escénicas y Licenciada en Pedagogía de las Artes Plásticas. Maestrías en Teología y Filosofía en Roma, Italia; Maestría en Psicología Humanista en León, México. Doctorado en Psicoterapia Humanista en Tlaxcala. Mimo, músico, arteterapeuta, pintora, escultora y correctora de estilo. Actualmente trabaja en la Universidad de la Salle Bajío, México, con los talleres de escultura y creación literaria y en algunas maestrías de la misma casa de estudio. Asimismo, da clases a nivel de maestría y doctorado en el Instituto Humanista Nexum en Sinaloa, Colegio Humanista de México en Tlaxcala y en diversas sedes en el país de estas instituciones.