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Los posgrados en educación; una ruta hacia la calidad

 Mtro. Tiburcio López Macias. Coordinador académico. Programa de Maestría en Pedagogía. Escuela Normal Superior Oficial de Guanajuato, México. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

 

Reseña

El documento pretende provocar la reflexión en torno a ciertos conceptos relacionados con la calidad en el nivel de posgrado. Ante un discurso centrado en determinadas necesidades, el texto propone una postura de mayor complejidad, mediante la inclusión de varios imperativos sociales a efecto de repensar a fondo el papel del posgrado atendiendo su coherencia y continuidad.

Palabras clave: Posgrado, educación, calidad, formación, investigación.

 

articulo 3 1En la actualidad los estudios de posgrado en educación han pasado de ser una elección personal de formación, (en ocasiones alentada por cuestiones credencialistas) a un prerrequisito indispensable para el ejercicio docente en la educación superior, media y - en un futuro cercano- en educación básica. Para el CONACYT (2015) “La demanda de estudios de posgrado se explica tanto por la elevación en requerimientos de mayor competitividad en el sector productivo, como por la mayor conciencia de la sociedad sobre el derecho a la educación y a una mejor calidad de vida.”

Se espera además que la formación en el posgrado habilite al usuario en la aplicación de diversas formas de gestión para la aplicación y generación del conocimiento y con ello la posibilidad de consolidar procesos de calidad1 debidamente contextualizados, tanto en sus contenidos, como en sus procedimientos y prácticas.

El Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, expresa en la meta nacional III, “México con educación de calidad” la intención de promover un desarrollo integral del capital humano que permita incrementar la calidad de la educación, mediante políticas que cierren la brecha entre lo que se enseña en las escuelas y las habilidades que el mundo de hoy demanda desarrollar para un aprendizaje a lo largo de la vida. Una de estas políticas parte de la idea de que la calidad de la educación debe transitar hacia un sistema de profesionalización de la carrera docente, que estimule el desempeño académico de los maestros y fortalezca los procesos de formación, actualización y selección de docentes, a efecto de contar con personal mejor capacitado.

El propio plan advierte sin embargo que: “Una mejor educación necesita del fortalecimiento de la infraestructura, los servicios básicos y el equipamiento de las escuelas”, reto inconcluso y de complejo abordaje con una incidencia notable en los procesos educativos. En el mismo documento se advierte además que:

“El posgrado representa el nivel cumbre del Sistema Educativo Nacional y constituye la vía principal para la formación de los profesionales altamente especializados que requieren las industrias, empresas, la ciencia, la cultura, el arte, la medicina y el servicio público, entre otros. México enfrenta el reto de impulsar el posgrado como un factor para el desarrollo de la investigación científica, la innovación tecnológica y la competitividad que requiere el país para una inserción eficiente en la sociedad de la información.” (PND. 2013-2018).

Atendiendo a estos lineamientos en el Programa Sectorial de Educación 2013-2018 se afirma que: “Los estudios de posgrado son la ruta para la formación de recursos humanos altamente especializados para atender las necesidades de las instituciones de educación superior, centros de investigación, organismos de gobierno y empresas. México sigue enfrentando el reto de impulsar el posgrado de alta calidad para su desarrollo.” (PSE. 2013-2018).

Desde una óptica más académica encontramos que “los posgrados en educación tienen como propósito la formación de investigadores y profesionales capaces de dar cuenta de los diversos problemas educativos que aquejan el acontecer contemporáneo” (Barrón, 2014: 271). El posgrado y sus egresados tienen un impacto significativo al formar profesores y funcionarios que se desempeñan en las instancias de decisión al interior de las instituciones, formar expertos y especialistas en diversas ramas de la educación, especialistas en la enseñanza tanto de las disciplinas como en tareas de consultoría y asesoría, lo que se enmarca dentro de ciertas exigencias y demandas de una sociedad que reconoce el valor de la pluralidad, de la diversidad que a todos enriquece.

Esta situación se enmarca en un contexto histórico y sociocultural que ejerce una creciente presión a las instituciones educativas, a los procesos educativos y a las propias prácticas docentes, generando fuertes tensiones al interior de las organizaciones, que al no ser atendidas pudiese conducir a escenarios de aislamiento, balcanización, endogamia intelectual, e inclusive la muerte institucional2.

articulo 3 2Otra riesgo evidente se encuentra en lo que Lahire (2006) denomina; “sobreinterpretación,” aquella que ocurre cuando en la investigación educativa se abordan o expresan ideas poco relevantes o artificialmente complejas, en detrimento de la auténtica capacidad reflexiva para dar cuenta del hecho social, de ahí la necesidad de que la investigación desarrollada en el posgrado - rigurosa y sistemática - favorezca procesos heurísticos3, entendidos como la capacidad para realizar cambios que contribuyan tanto a la comprensión de dichas tensiones como a la elaboración de posibles soluciones que respondan a las problemáticas detectadas.

La formación en el posgrado alienta entonces acciones instituyentes4 que favorecen la adecuación de las instituciones a la realidad social, garantizando su existencia y pertinencia. En ello va implícita la innovación, tan necesaria para lograr que los procesos educativos sean congruentes y atiendan los requerimientos sociales. Ahí entonces, hablaremos de que existió una educación pertinente y de calidad.

Señala el Programa Sectorial de Educación 2013-2018 que una educación de calidad mejorará la capacidad de la población para comunicarse, trabajar en grupos, resolver problemas, usar efectivamente las tecnologías de la información, así como para una mejor comprensión del entorno en el que vivimos. Se observa en primera instancia que el concepto de calidad adquiere diversos matices, por ello resulta útil acotar y los atributos de dicho adjetivo en el campo educativo. En el modelo de gestión educativa estratégica se establece que “una educación es de calidad si ofrece los apoyos que cada quien necesita para estar en igualdad de condiciones para aprovechar al máximo las oportunidades educativas y ejercer el derecho a la educación, con el propósito de alcanzar los máximos niveles de desarrollo y aprendizaje de acuerdo con sus capacidades” (SEP, 2006:6).

Existen valores o atributos vinculados a la calidad que generan condiciones para una adecuada formación en el nivel de posgrado5 ello requiere actores y líneas simultáneas y bien coordinadas de actuación, como las que Escudero (2006) propone: Repensar a fondo el curriculum, cuidar la coherencia y continuidad entre los diversos niveles formativos, promover prácticas pedagógicas acordes con los referentes culturales, contenidos y aprendizajes para una verdadera formación integral. “Un proceso de estas características requiere una educación y una escuela pública fuerte, como la única instancia capaz de proporcionar a todos un curriculum sólido” (Escudero, 2006:29), toda vez que una de las prioridades de la institución escolar es luchar contra la exclusión educativa, para que no se legitime y traduzca en desigualdad social, esta premisa abarca también a los estudios de posgrado, que emergen como una opción factible y funcional donde los profesionistas podamos - a través de lo que se enseña, se aprende y se hace – generar un tipo de producción académica que contribuya a la transformación de la realidad.

En esta prioridad convergen varias cuestiones humanas, gnoseológicas, económicas y laborales, puesto que aportan elementos para encarar la complejidad del mundo vital que garantice el acceso a diversas formas de aprendizaje en diferentes niveles de educativos; lo que debiera materializarse en transformaciones científicas y tecnológicas para los procesos de producción y de actualización de los conocimientos que facilitan el acceso y permanencia en el trabajo. Lo anterior demanda el desarrollo e incorporación de nuevos paradigmas pedagógicos para la reconstrucción de las miradas en y sobre lo educativo ante las nuevas condiciones sociales en las que todos estamos inmersos.

La educación de calidad en el nivel de posgrado sugiere un proceso continuo donde razón pensamiento y acción discurren, se mueven y avanzan en pos de contribuir a la formación de un mejor ser humano.

Bibliografía

Barrón Tirado Concepción. Papel de los saberes prácticos en la investigación en educación, en Díaz-Barriga, Ángel. Luna Miranda Ana Bertha (coords.); (2014). Metodología de la Investigación Educativa. México D.F. Ediciones Díaz de Santos/Universidad Autónoma de Tlaxcala.

Escudero Juan Manuel y Gómez Alberto (2006). La formación del profesorado y la mejora de la educación. Barcelona. Octaedro.

Lahire, Bernard (2006). El espíritu sociológico. Buenos Aires. Manantial.

López Barajas Emilio (coord.) (2007). Estrategias de Formación en el siglo XXI. Barcelona. Ariel educación.

Secretaría de Educación Pública (2011). Modelo de Gestión Educativa Estratégica. México D.F.

 

Nota al pie de página

1 En 2007, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y la Secretaría de Educación Pública (SEP), crean el Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC), para impulsar la mejora continua de la calidad de los programas de posgrado desarrollados por las Instituciones de Educación Superior (IES) y centros de investigación; al mismo tiempo, se plantea la necesidad de incluir los posgrados en la modalidad a distancia y mixta.

2 Rene Kaes define a la institución como “el orden por el cual se funda un colectivo con el objetivo de realizar una tarea útil, necesaria para el funcionamiento social: reproducción de la vida, educación, salud, trabajo, defensa colectiva, sistemas religioso y cultural, basados en representaciones compartidas. La institución es un colectivo instituido, organizado y legislado en el campo de las relaciones sociales” por ende todos somos cuidadores, administradores, docentes, en ese orden. Kaes, Rene (1992), La institución y las instituciones. Estudios psicoanalíticos. Buenos Aires. Paidós.

3 Derivada de la palabra griega; “heuriskein”: descubrir, encontrar. La heurística implica una estrategia, método o criterio utilizado en la solución de problemas. Para efectos de este artículo el adjetivo heurístico se entiende como: “medio para descubrir o encontrar algo útil para el cambio y la mejora permanente”. Fourez, Gerard (2008): Cómo se elabora el conocimiento. La epistemología desde un enfoque socioconstructivista. Madrid. Narcea.

4 Toda institución posee ciertas normas de organización, regulación, transformación y transmisión. Cornelius Castoriadis (1975) identificó dos movimientos antagónicos en la institución, el movimiento impulsado por el deseo instituyente, efervescente e innovador, y el orden instituido contra el que choca. Se trata de una situación dialéctica que asegura la vida de las instituciones en su perenne conflicto esencial entre orden y transgresión. Castoriadis, Cornelius (1989), La institución imaginaria de la sociedad, vol. 2. Barcelona. Tusquets.

5 La Ley General de Educación dispone que todo individuo tiene derecho a recibir educación de calidad, entendida ésta como la garantía del máximo logro de aprendizaje de todos los educandos, a partir de la congruencia entre los objetivos, resultados y procesos del sistema educativo, conforme a las dimensiones asociadas a la calidad educativa, a saber: flexibilidad eficacia, eficiencia, pertinencia, relevancia y equidad.