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Lic. Martha Cecilia Alvarado Gutiérrez. |
Resumen
La responsabilidad social es una tarea para la que muchas ocasiones se generan proyectos especializados para su abordaje, sin embargo, cumplir con la razón real de esta encomienda requiere una práctica cotidiana de lo ello significa, de tal manera que de alguna u otra forma trabajar por el bien común sea una acción implícita desde cualquiera que sea nuestra labor. Se comparte la forma en que la UTNG desarrolla acciones de responsabilidad social a partir de su quehacer cotidiano.
Desarrollo
La responsabilidad social, un tema bastante empleado en nuestra actualidad, su uso se retoma en los sectores empresariales y de servicios, la política, programas de desarrollo ciudadano, políticas de protección medioambientales y claro, también dentro del ámbito educativo. Sin embargo, este término tan empleado ¿Qué significa?, pues bien, a fin de contextualizar la presente aportación, partiré de la realización de una construcción conceptual.
El concepto de responsabilidad social es una construcción que deriva de dos términos: Responsabilidad y Social. La responsabilidad se define como aquella cualidad propia del ser humano o bien, como la capacidad de un sujeto activo de derecho para reconocer y afrontar sus actos y las consecuencias que deriven de ellos. El concepto de social, por su parte, se define como; perteneciente o relativo a una compañía o sociedad. Una vez que se retoman los dos términos enunciados y se construye un solo concepto, podemos entender que la responsabilidad social es cualquier acto consiente que realiza el ser humano en un contexto social.
Bajo el planteamiento anterior, aparentemente todos los seres humanos actuamos bajo responsabilidad social, sin embargo vale la pena mencionar la gran relevancia de un elemento que determina que sea o no un acto de este tipo; me refiero a la conciencia. La conciencia es el acto de autoreflexión en el que cada individuo valora y/o califica los atributos y consecuencias de sus actos, cuando estos actos provocan un impacto positivo en el entorno y bajo conciencia el sujeto reconoce este impacto, entonces si estamos hablando de una acción de responsabilidad social.
Por lo anterior, todo aquel que en sus práctica y discurso enuncie el trabajar bajo proyectos de responsabilidad social, requiere que su práctica esté soportada por los siguientes pilares: a) conciencia social; saber que toda acción repercute positiva o negativamente en su entorno, b) pertinencia; sus acciones deben responder a necesidades reales del contexto, c) compromiso; éste implica el asumir las consecuencias de las acciones. Por ejemplo; las grandes empresas de tabaco comercializan y trabajan por ofrecer el mejor producto, responder a las necesidades del mercado y estar al día en cuestión de precios, sin embargo, consientes del daño que provoca el fumar y la constante exigencia social, realizan campañas para la prevención del enfisema pulmonar. Existen otros casos en los cuáles las empresas que realizan programas de apoyo a la sociedad no necesariamente causan un daño, por el contrario, trabajan en pro del entorno social caso de la fundación Michou y Mau, organización no lucrativa que trabaja en la prevención y atención de niños con quemaduras.
A partir del panorama planteado, las instituciones educativas tienen (desde su razón de ser) el compromiso de trabajar y conducir su desarrollo bajo plena conciencia social misma que les permita en la práctica, un trabajo de gran compromiso social.
En nuestro país la oferta educativa en el nivel superior es muy diversa, podemos encontrar diferentes IES y cada una responde a una necesidad específica del entorno; existen Universidades Autónomas, Politécnicas, Tecnológicas, Institutos Tecnológicos, Normales Superiores etc. En su conjunto trabajan por la educación y desarrollo de individuos cuya meta es una preparación de nivel superior (TSU, Licenciatura, Especialidad, Posgrado), más en lo particular, cada una responde a un fin específico.
En el caso del Subsistema de Universidades Tecnológicas, el compromiso de proteger un actuar de responsabilidad social es protegido desde su propia misión, en cuyos postulados se plantea el lograr que los alumnos adquieran competencias profesionales para el desarrollo de una profesión y con ello se de apoyo al sector productivo correspondiente.
Teniendo en cuenta que se trata principalmente de un quehacer del tipo formativo, prioriza el cumplimiento de sus objetivos pedagógicos de cada uno de los procesos educativos, pues en ellos se definen las estrategias pedagógicas a emplear para que éstas sean congruentes con el contexto educativo (pertinencia). Además, propicia el intercambio de experiencias y aprendizajes entre académicos, propicia la vivencia de una normatividad universitaria que permita la correcta conducción de recursos humanos, materiales y físicos. Este quehacer global que debe reproducirse en cada Universidad Tecnológica, se realiza con un fin único; la formación y desarrollo pleno del alumno.
En la UTNG tenemos presente que cumplir este fin es una tarea que va más allá de gestiones administrativa o de logística organizacional, sabemos que se trata de llevar a la realidad nuestros preceptos de la filosofía Institucional, en donde nuestra Universidad favorezca a la formación integral de personas, con alta capacidad competitiva y responsabilidad social, logrando también constante participación en el ámbito productivo.
La estrategia emprendida consiste en ocuparnos en el desarrollo de acciones que favorezcan la consolidación de un trabajo sistémico, para que desde la labor de cada uno de sus miembros, se desarrollen acciones en pro del desarrollo de competencias de los alumnos e incidan en su formación integral.
Desde esta perspectiva, la formación en competencias de los alumnos, es labor de todos y cada uno de los que formamos parte de la institución, la labor social de contribuir al desarrollo del alumno, se vive en el trabajo diario, a través de cada uno de los macroprocesos institucionales y bajo la particularidad de la acción de cada persona que la integra: Directivos académicos y administrativos, docentes, áreas de apoyo al alumno, administrativos en general, cada quien responde a una acción específica de responsabilidad social.
Como institución educativa, nuestra principal tarea es la formación integral del alumno. Esto último representa una enmienda que se aborda no sólo desde la actividad áulica, sino desde el propio modelo de nuestra Institución, el MEBCSUT (Modelo Educativo Basado en Competencias del Subsistema de Universidades Tecnológicas). Desde este modelo, iniciado en las universidades tecnológicas en septiembre del 2009, concebimos el desarrollo de los alumnos a través de un Proceso Educativo de 2 años o más (TSU, 5 A) en donde logra la construcción de un perfil profesional, gracias al trabajo guiado por un 70% de practica (60% hacer, 10% ser) y en 30% de teoría (saber). En esta acción prioritaria, todos y cada uno de quienes formamos parte de la institución dejamos una contribución importante, desde la cual estamos siendo responsables socialmente, lo anterior partiendo del hecho que la educación es un ejercicio de responsabilidad social.
Nuestro modelo educativo nos orienta a trabajar principalmente en la práctica y en la escenificación de contextos reales, por ello, al hablar de acciones de responsabilidad social, no trabajamos bajo un programa específico con dicho fin, aún mejor, la tarea de responsabilidad social se desarrolla de manera transversal en nuestro desempeño cotidiano. Es decir, en cada uno de los macroprocesos institucionales, además de tenerse un propósito específico de la actividad básica, además se tienen clara conciencia de la forma en que su tarea aporta al fin común Institucional, la formación del alumno.
A continuación enunciaré las acciones principales que dan muestra de ello:
Cada una de las acciones mencionadas en líneas anteriores no son más que un claro ejemplo de la manera en que se traduce un concepto a la práctica.
La responsabilidad social es un acto humano, que si bien, implica un alto sentido de compromiso, éste no se logra desde la retórica, se propicia a partir de experiencias significativas. Por ello, la UTNG responde a su responsabilidad social de promover educación y progreso para la vida desde su quehacer diario, generando espacios vivenciales en donde además trabajar en pro de sus estudiantes desde sus planes de estudio, hace realidad, desde sus proyectos y acciones complementarias, el trabajo de la actitud, porque en ella es donde radica la posibilidad de transformación, cambio y mejora del entorno y, finalmente puedo mencionar: ésta no se desarrolla sin vivencia.
Referencias
APPLE.M.W. (1986): Ideología y currículo. Madrid.Akal.
“La Universidad como espacio de aprendizaje ético”, Miguel Martinez Martín, María Rosa Bruxarrais Estrada y Francisco Esteban Bara: http://www.campus-oei.org/valores/monografias/reflexion02.htm (consultado el 6 de junio de 2011).
Manual para la Difusión del Modelo de Educación Basada en Competencias del Subsistema de Universidades Tecnológicas. Coordinación General de Universidades Tecnológicas. Octubre 2009.
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