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El papel de la educación superior en la sociedad del conocimiento

Dr. Yammir López Brito. Docente de la Universidad de La Salle Bajío, México.
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Resumen

El mundo está cambiando, la educación y las instituciones de educación superior también. Se vislumbran escenarios que exigen asumir problemáticas interrelacionadas e interdependientes desde una postura cada vez más compleja e incluyente. El presente artículo de opinión expone (sin agotar los múltiples alcances), las posturas convencionales que habrán de pensarse y resolverse mediante un trabajo colegiado y un compromiso institucional y personal.

Palabras clave: Complejidad, inclusión, reforma del pensamiento, aprendizaje, sostenibilidad, producción de conocimiento, metodologías, ecología de la acción, incertidumbre, generación de conocimiento.

 

Abstract

The world is changing, education and institutions of higher education as well. There are scenarios that demand to assume interrelated and interdependent problems from an increasingly complex and inclusive posture. The present opinion article exposes (without exhausting the multiple scopes), the conventional positions that will have to think and be solved by means of a collegiate work and an institutional and personal commitment.

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La educación superior frente a la complejidad del siglo XXI

En la última década en América Latina, según la Organización de Estados Iberoamericanos, se ha producido una acelerada irrupción discursiva respecto al rechazo de la unicidad de un solo modelo en un marco amplio que pertenece a las actuales sociedades del conocimiento en el espacio social y, en particular, en el espacio educativo a partir de numerosas iniciativas que de di¬versos modos procuran dar respuesta al requerimiento de generar condiciones para garantizar más y mejor educación para toda la población.

Los debates actuales en torno a un mundo hipermediado en el espacio educativo revelan la complejidad del tema y las múltiples facetas a través de las cuales se despliegan los desafíos y las responsabilidades de los actores involu-crados. “En medio de este amplio abanico, es viable identificar posibles ejes a partir de los cuales organizar la mirada sobre la realidad a la que se enfrenta el joven profesionista en formación de nuestros tiempos” (Siteal, 2014).

En el mismo sentido, las nuevas formas de producción del conocimiento, el surgimiento de nuevas subjetividades, la integración de múltiples actores y el fortalecimiento de las redes como espacio de desarrollo también conforman ejes que atraviesan la mirada sobre lo que sucede hoy en la región a partir de la irrupción de un mundo digital. Actualmente, todo ello converge e interpela severamente a los sistemas educativos, al espacio institucional escolar, a los docentes y directivos como protagonistas centrales y a las prácticas pedagógicas en general (Aguilar, 2016).

El último informe publicado en 2015 por UNESCO que lleva por nombre “Replantear la educación: ¿hacia un bien común mundial?” apela a la dificultad que atravesamos por vivir tiempos turbulentos.

El mundo está cambiando y la educación debe cambiar también. Vivimos en un planeta bajo presión que se caracteriza por niveles nuevos de complejidad y contradicción. Se inspira en una concepción humanista de la educación y el desarrollo, basada en el respeto a la vida y a la dignidad humana, la igualdad de derechos, la justicia social, la diversidad cultural, la solidaridad internacional y la responsabilidad compartida de un futuro sostenible (Aguilar, 2016).

Los autores proponen que sean considerados bienes comunes tanto el conocimiento como la educación.

Ello supone que la creación de conocimiento, así como su adquisición, validación y utilización sean comunes a todas las personas como parte de una empresa social colectiva. Estamos iniciando una fase histórica nueva, caracterizada por la interconexión y la interdependencia, así como por nuevos niveles de complejidad, inseguridad y tensiones que constituye un nuevo escenario y contexto mundial del aprendizaje (UNESCO, 2015).

En el mismo informe, de corte internacional, se advierten escenarios cada más complejos para las presentes y futuras generaciones como el desempleo juvenil, el trabajo precario, la desigualdad entre países, el crecimiento demográfico, la urbanización, el reconocimiento cada vez mayor de la diversidad cultural, las movilizaciones políticas, la violencia, las drogas, las guerras, los conflictos internacionales e incluso las condiciones de violencia social, violencia familiar y violencia escolar en aumento.

Al mismo tiempo, los asuntos públicos en el contexto de cambiante de gobernanza local y mundial exigen una mayor participación ciudadana y organización de grupos autónomos que empoderen a ciudadanos cada vez más participativos (la participación política juvenil en nuestro país es escaza y la confianza en sus instituciones cada vez más pobres). La convergencia digital que nos provee internet, el uso de teléfonos inteligentes o tabletas con acceso a su conexión, y otros medios digitales junto a la apertura de una cantidad cada vez más diversa de expresiones y divulgaciones culturales modifican los modelos de participación social, cívica y política.

Los cambios que se están produciendo tienen consecuencias para la educación y denotan la aparición de nuevos contextos de aprendizaje. Estos contextos no sólo requieren prácticas nuevas sino también nuevos puntos de vista desde los cuales aprehender la naturaleza del aprendizaje y la función del conocimiento y de la educación. Qué conocimiento se adquiere y por qué, dónde, cuándo y cómo se utiliza constituyen preguntas esenciales tanto para el desarrollo de los individuos como de las sociedades (UNESCO, 2015).

La universidad frente a un mundo complejo

“No se puede reformar la institución sin haber reformado previamente los espíritus, pero no se pueden reformar los espíritus si no se han reformado previamente las instituciones”
Morin, Edgar

Con todo lo anteriormente mencionado y frente a la complejidad en la que se mueve el ser humano de nuestros tiempos, muchas son las dimensiones que habrá de procurar atenderse para lograr su educación. La educación del siglo XXI supone, desde la perspectiva más aceptada en el internacionalismo, recurrir al pensamiento complejo propuesto por Edgar Morin que ofrece 7 saberes necesarios para aspirar a construirse como ciudadano del nuevo mileno. Estos 7 saberes de la educación son los siguientes: la ceguera del conocimiento, el conocimiento pertinente, la condición humana, la identidad terrenal, el enfrentamiento a las incertidumbres, enseñar la comprensión y la ética del género humano.

Enfrentarse a la complejidad implica para las Instituciones de Educación Superior fortalecer nuevas formas de solidaridad, mantener la importancia de la diversidad cultural y lingüística, promover la participación juvenil, fortalecer la democratización de sus espacios a través de la libertad de opinión y expresión y garantizar el derecho a la educación (disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y adaptabilidad) que permita una educación de calidad para todos y todas a lo largo de toda la vida.

Las IES se encuentran con desafíos cada vez más complejos como movilizar el conocimiento con miras al desarrollo sostenible2, el abordaje de nuevos problemas éticos y morales y una educación cada más inclusiva que promueva la diversidad cultural, el diálogo intercultural y la cultura de paz.

Al mismo tiempo, las universidades tendrán que comprender los diversos comportamientos culturales inéditos de la juventud, promover en el estudiantado nuevos modelos de desarrollo y crecimiento económico (sedimentados en la igualdad y la participación permanente) sin comprometer la realización personal de sus actores y la consolidación de proyectos de vida con miras a alcanzar la plenitud humana.

La complejidad de estos escenarios invita, ahora más que nunca, a promover cambios en las estructuras administrativas y al empoderamiento juvenil construyendo sociedades de aprendizaje, tender aún más redes interinstitucionales de cooperación (escuelas, museos, bibliotecas, laboratorios, clústers de innovación y emprendimiento), a formar alianzas entre maestros y profesionales de la educación, conversar y convenir con profesionales de otros sectores, padres de familia, investigadores, administradores y gestores, diversos grupos cívicos y miembros de grupos minoritarios en riesgo de exclusión.

En el ámbito académico, la evaluación pedagógica se vislumbra a través de contextos más ampliados, con variedad de técnicas, acceso a especialistas, nuevos promotores para la toma de decisiones y que eviten la desventaja cultural. Las habilidades docentes necesitarán algo más que el mero conocimiento, el uso de materiales y la aplicación de técnicas; el docente de educación superior se enfrenta a la imperiosa necesidad de la colaboración y planificación conjunta, al apoyo creativo y efectivo, a currículos cada vez más abiertos y flexibles que implican adecuación permanente, legislaciones y marcos jurídicos interdependientes, fenómenos aceleradamente cambiantes, barreras ideológicas, paradigmas epistemológicos/científicos y otras tantas oportunidades.

Por ello, el desafío es enorme y supone grandes esfuerzos para promover la integra¬ción efectiva de las sociedades del conocimiento en el espacio educativo de las IES, para contribuir a la disminución de las brechas existentes y para promover el ejercicio pleno del derecho a la educación de todos los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos de nuestra región.

En estos últimos años han surgido nuevas formas de expresión cultural y artística que son el resultado de la aculturación impulsada por la conectividad y el intercambio cultural en el mundo entero. Observamos deseos nuevos de innovar desde la moda hasta la alimentación, la música y las relaciones personales, también la propia escuela. La diversidad cultural ha ido adquiriendo cada vez más importancia como fuente de invención e innovación y resulta conveniente escucharla en las propias voces de los estudiantes. Se está pasando de las instituciones tradicionales de educación a un panorama del aprendizaje variado, multiforme y complicado en el que el aprendizaje formal, no formal e informal se dan por medio de diversas instituciones y la participación de terceros (UNESCO, 2015).

El reto de moverse en la incertidumbre

Todo está ligado. La sustitución del orden y del progreso por ambientes impredecibles y que comportan a menudo desviaciones presionan indiscutiblemente a una transformación perpetua. La IES caminan en aventuras desconocidas puesto que las sociedades del conocimiento actuales no son absolutamente legibles (se ponen en peligro las adquisiciones obtenidas y la inanidad de la innovación). La velocidad de los cambios en todos los órdenes de carácter político, social, económico, cultural, histórico y espiritual, someten a las IES a situaciones de aleatoriedad y contingencia.

Nuestra imagen habitual de una institución de educación superior es un lugar al que las personas acuden una vez en su vida, por lo general entre los 18 y los 22 años de edad, para ir avanzando de forma lineal a lo largo de cuatro años. Consideramos el aula y el catedrático como las fuentes primarias de la información, y la universidad como el centro de aprendizaje. Ahora bien, esta imagen se está transformando muy deprisa. El trabajo exige habilidades como la comunicación y el pensamiento crítico que se pueden adquirir con más facilidad mediante experiencias informales de aprendizaje que en instituciones [...] Asimismo, los nuevos métodos de educación a distancia y de aprendizaje en línea (formal y no formal –esta nota es propia-) están transformando la experiencia del estudiante, incluso la de la propia universidad. (Butcher, 2014).

Se necesitan nuevas formas de pensar la educación en un mundo asimismo nuevo, una nueva educación y un nuevo aprendizaje expandido, nuevas formas de trabajo, nuevos mercados ocupacionales, nuevas formas de pensamiento, nuevas estrategias, nuevas metodologías, nuevas técnicas, nuevos modelos de intervención pedagógica, nuevas redes de trabajo interdisciplinar e interinstitucional, nuevas formas de administración y de gestión, nuevas formas de colaboración que nada tienen que ver con lo que conocíamos y de lo cual no hay certeza o previsión.

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El reto de producir conocimiento en escenarios complejos

Durante mucho tiempo la gran mayoría de las universidades de nuestro estado, al menos en el ámbito educativo, han producido conocimiento científico desde marcos epistémicos unidimensionales (habrá que vigilar permanentemente del error y la ilusión a las otras disciplinas).

La complejidad en la producción del saber nos exige revisar continuamente nuestros sistemas de ideas (marcos teóricos, técnicas, metodologías, doctrinas o ideologías) que no solamente están sujetas al error sino que también protegen los errores e ilusiones inscritos en ellos. Es requisito indispensable para las sociedades del conocimiento que nos tocaron vivir, una racionalidad abierta que no obedezca sólo a modelos mecanicistas y deterministas; permanece vigente una dialéctica entre metodólogos y epistemólogos (es necesario conocer el modo de conocer porque ciencia es al mismo tiempo la actividad de producir conocimientos y los métodos que la legitiman). Sobra decir que en nuestras universidades, en el mejor de los casos, se forma mayoritariamente en metodología y no en la racionalidad de las operaciones que la constituyen como científica.

Bibliografía

Agenda 2030 y los objetivos del desarrollo sostenible. Consultado en www.cepal.org

Aguilar Vargas, Enrique et al. (2016). “El impacto de las tecnologías de información y comunicación (tic) en la educación.” Revista Digital de Investigación Lasaliana. Con sultado en http://revista_roma.delasalle.edu.mx/coleccion/documents/12.Impacto%20tecnolog%C3%ADa.pdf

Butcher, N. y Hoosen S. (2014). A Guide to Quality in Post-Traditional Online Higher Education. Dallas, TX. Academic Partnerships.

Hacia las sociedades del conocimiento. (2005). UNESCO. Publicado en 2005 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. 7 Place de Fontenoy. Consultado en http//www.unesco.org/publications

Metas educativas 2021: desafíos y oportunidades. Informe sobre las tendencias sociales y educativas en América Latina. (2010). Con sultado en www.iipe-buenosaires.org.ar

Morin, Edgar. (1999) Los 7 saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO. Consultado en http//www.unesco.org/publications

Morin, Edgar. (2004). La mente bien ordenada. Repensar la reforma, repensar el pensamiento. España. Editorial Seix Barral.

Morin. Edgar. (2000). El desafío del siglo XXI: Unir los conocimientos. Bolivia. Plural Editores.

Replantear la educación: ¿Hacia un bien común mundial? (2015). Consultado en http//www.unesco.org/publications


2 Sugiero revisar los 17 objetivos del desarrollo sostenible de la O.N.U.