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La sociedad del conocimiento como contexto del Compromiso social de las universidades

The social commitment of universities within the context of the knowledge society

Dra. Célica Esther Cánovas Marmo. Univa Campus León. Docente Investigadora. País de origen: Uruguay. Nacionalidad: Mexicana
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Reseña

Este texto aborda dos de las dimensiones de la compleja gama que atañe a las universidades actualmente: una es el significado, función y papel de las tecnologías en las instituciones educativas, aplicadas en la investigación para producir nuevos saberes que satisfagan el crecimiento económico de la humanidad; otra, el compromiso social para lograr una distribución de riqueza que permita elevar los niveles de la población en general. Ambas dimensiones se entrecruzan, produciendo una tensión que las hace antagónicas. Es medular la promoción de la investigación en el contexto actual universitario, que conjunte las demandas de la sociedad del conocimiento y del compromiso social.

Palabras clave: Universidad; Sociedad del conocimiento; Compromiso social.

 

Review

This text addresses two of the complex range of dimensions that impact universities', currently: on one hand, the meaning, functions and role of information technologies in educational institutions, facing the challenge of developing research to produce new knowledge that may satisfy the economic growth of Humanity; and on the other hand, the Social Commitment universities must observe to comply with their main objective of promoting a fair distribution of wealth that will raise the general well-being of their communities in general. Both dimensions intersect, producing a tension that renders them antagonistic. Therefore, promoting the research of universities that may articulate the demand of this Knowledge Society and of Social Commitment.

Keywords: University; Knowledge Society, Social Commitment

Introducción

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El presente escrito comienza por conceptualizar el término universidad y el de educación como función primordial de dicho nivel; destacando a la vez, su finalidad de generar nuevos conocimientos. También aborda el papel de las tecnologías en un mundo globalizado económica y culturalmente, para pasar al contexto que incide en la concepción del quehacer universitario: la sociedad del conocimiento. Esto permite enfatizar por qué consideramos pertinente y necesario que las instituciones de educación superior asuman el compromiso social, como tema prioritario. Lo cual conlleva el desafío de entender la tensión que plantea el significado y papel de las tecnologías en las instituciones educativas; éstas enfrentadas a la demanda de investigar para producir nuevos saberes que satisfagan el crecimiento económico de las sociedades, basadas en nuevas modalidades empresariales; y al mismo tiempo, ser responsables del compromiso social, cuyo objetivo prioritario es lograr una distribución de la riqueza que permita elevar los niveles de la población en general, con el fin de crear un ambiente social propicio para generar nuevos conocimientos.

1. Universidad

El Diccionario de la Real Academia Española dice que la palabra universidad proviene del latín universitas, término compuesto por el adjetivo universus-a-um que significa "todo", "entero", "universal"; a la vez, éste deriva de unus-a-um cuyo significado es "uno"; también es factible de ser entendido como colectividad, gremio o corporación. En la Edad Media se usó como sinónimo de institución de educación superior. Hacia fines del siglo XIV, se comenzó a emplear con el sentido que se le da en la actualidad: Institución de Enseñanza Superior (IES) que proporciona conocimientos especializados del saber, mediante la educación y la investigación. Como institución se constituye con varias facultades, que conceden los grados académicos correspondientes. El término universidad también designa el edificio donde se imparte educación superior (Diccionario de la RAE), como función prioritaria de la misma.

1.1 Educación universitaria

El significado etimológico de educar, proviene del latín de dos términos: educare sinónimo de “formar”, “instruir” y educere que significa “sacar”, “extraer”.

Ahora bien, ¿qué se entiende por educación universitaria?

Según E. Morin (1997) la función de la universidad, al ser una institución educativa, le corresponde un doble papel: por un lado, “conserva, memoriza, integra y ritualiza una herencia cultural de saberes, ideas y valores”; por otro, dicha herencia la debe regenerar, al ser reexaminada, para actualizarla y luego, transmitirla. Así, “…la universidad genera saber, ideas y valores que después formarán parte de la herencia. De tal manera que, la universidad es conservadora, regeneradora y generadora” (p.1). Por tanto, la educación universitaria conjunta las dos acepciones latinas del término: forma e instruye, acorde a la herencia cultural de la sociedad de la cual proviene y se contextualiza; a la par, saca o extrae nuevos conocimientos, reconociendo así la acepción mayéutica de “parir” nuevas ideas, nuevos conocimientos; en otras palabras, construye nuevos saberes. Funciones que hoy en día se realizan en un escenario mundial, muy particular.

2. Un mundo globalizado

G. Lipovetsky (2011) sostiene que existe una tendencia a unificar al mundo mediante un proceso identificado como mundialización o globalización. Ello se debe a una conjunción de fenómenos de índole económico que se sintetizan en: 1. La liberación de mercados de un capitalismo planetario que se rige por leyes de la oferta y la demanda e intereses financieros. 2. Las innovaciones tecnológicas. 3. Procesos de cambios radicales en la geopolítica. Estos representan un cambio general y profundo en la organización y en la percepción del mundo; ya que la cultura-mundo se sostiene en dispositivos o principios, como: el mercado, el consumismo, la tecnociencia, la individuación y las industrias culturales y de la comunicación. Estos paradigmas o principios heterogéneos construyen un modelo ideal típico, cuya lógica estructural contribuye a difundir una cultura común, objetivos y modos de consumo similares, normas y contenidos universales, esquemas de pensamiento y de conducta que no tiene fronteras (Lipovetsky, 2010, p.17).

Todo lo anterior permea en el quehacer educativo universitario, al impregnar la realidad de entornos sociales, sin aparente alternativa. Ya que, lo que antes provenía de la religión o de los sistemas de parentescos, ahora proviene del mercado; esto significa que el simbolismo social es estructuralmente de índole económico. Lo que coadyuva para que las empresas de servicios públicos se administren mediante métodos y criterios del sector privado, incidiendo en las instituciones educativas cuya misión de inculcar valores parece haber dejado de ser prioritaria, funcionando como un servicio que se ofrece a consumidores exigentes (Lipovetsky, 2010, p.19). En este contexto se acuña el siguiente término a conceptualizar.

3. Sociedad del conocimiento

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en su Informe de 2005, destaca que en el escenario planteado por la tercera revolución tecnológica que vive la Humanidad, es necesario asumir que se experimenta una fase económica basada en el conocimiento. Esto manifiesta la complementariedad estructural y tecnológica que, mediante codificaciones diferentes, almacena y transmite la información utilizando las nuevas tecnologías; lo cual hace posible que los trabajadores puedan utilizarlas en el contexto de empresas organizadas de manera diferente, como respuesta a demandas actuales distintas. Ello es posible gracias a los avances de la gestión del conocimiento, que permite la explotación más amplia del potencial de productividad (p. 50). Por tanto, las instituciones de educación superior tienen como finalidad producir conocimientos de rápido acceso, facilitado por las tecnologías y las redes, que coadyuven en la producción empresarial. Ello crea la necesidad de que todos los habitantes del planeta Tierra dispongan de esas tecnologías.

Pero, ¿quiénes tienen acceso a Internet? Según datos de Internet World Stats, (marzo de 2017), de 7,519,028.970 de personas que se estima es la población mundial, el 43% tiene acceso a la red. ¿Qué pasa con el 57% restante? La misma fuente confirma la globalización de la desigualdad, recuperando cifras como las de África, donde sólo el 17% de la población tiene Internet (Islas, Octavio; 21. 04.17; Periódico electrónico El Universal).

En lo que concierne a México, de un total de 123.5 millones de habitantes, según INEGI (2016) se elevó el número de usuarios de Internet a 57%. Es importante destacar el alto porcentaje de ese total de usuarios que hace uso de las redes sociales (71.5%) y el de audiovisuales (76.6%); en cambio, no se destaca el porcentaje en el uso académico, ni para estudiar, ni para producir conocimientos.

Respecto a esta cobertura, el ya citado Informe de la UNESCO 2005 evidencia la gran “brecha digital” entre usuarios del mundo desarrollado y el no desarrollado o en vías de serlo. Si bien las cifras que menciona han sido superadas 12 años después, sigue siendo esa “brecha digital” un fenómeno complejo, en el que se entrecruzan dimensiones multiformes, como: realidad local, niveles económicos, edades, sexos, capital cultural de las naciones y de los individuos, idioma, empleos, discapacidades (p.32).

¿Cómo abordar el compromiso social de la educación superior en un escenario de tantas contradicciones?

4. Compromiso social

articulo 6 2

El compromiso social de las instituciones de educación superior tiene múltiples objetivos; sin embargo, aquí le damos prioridad al de lograr una distribución de riqueza que permita elevar los niveles de la población, en general, para fomentar la creación de un capital cultural adecuado, haciendo propicio el terreno para la generación de conocimientos.

En relación a esto, la Declaración de la Conferencia Regional de Educación Superior realizada en Cartagena de Indias, Colombia, del 3 al 6 de junio de 2008, varios de los aspectos abordados enfatizan la Responsabilidad Social de la Educación Superior en América Latina y el Caribe. Así, en el inciso D, Valores sociales y humanos de la Educación Superior, en los puntos 3 y 5 dice:

3. Es necesario promover el respeto y la defensa de los derechos humanos, incluyendo: el combate contra toda forma de discriminación, opresión y dominación; la lucha por la igualdad, la justicia social, la equidad de género; la defensa y el enriquecimiento de nuestros patrimonios culturales y ambientales; la seguridad y soberanía alimentaría y la erradicación del hambre y la pobreza; el diálogo intercultural con pleno respeto a las identidades; la promoción de una cultura de paz, tanto como la unidad latinoamericana y caribeña y la cooperación con los pueblos del Mundo. Éstos forman parte de los compromisos vitales de la educación superior y han de expresarse en todos los programas de formación, así como en las prioridades de investigación, extensión y cooperación interinstitucional (p.13).

5. Las instituciones de educación superior deben avanzar en la configuración de una relación más activa con sus contextos. La calidad está vinculada a la pertinencia y la responsabilidad con el desarrollo sostenible de la sociedad. Ello exige impulsar un modelo académico caracterizado por la indagación de los problemas en sus contextos; la producción y transferencia del valor social de los conocimientos; el trabajo conjunto con las comunidades; una investigación científica, tecnológica, humanística y artística fundada en la definición explícita de problemas a atender, de solución fundamental para el desarrollo del país o la región, y el bienestar de la población; una activa labor de divulgación, vinculada a la creación de conciencia ciudadana sustentada en el respeto a los derechos humanos y la diversidad cultural; un trabajo de extensión que enriquezca la formación, colabore en detectar problemas para la agenda de investigación y cree espacios de acción conjunta con distintos actores sociales, especialmente los más postergados (p. 14).

El escenario que se presenta, plantea la intención de una nueva concepción en la generación de saberes que favorezca la participación de todos. No obstante, el paisaje mundial ofrece numerosas asimetrías que se vinculan, entre otras cosas, con la producción del conocimiento.

Conclusión

En el sistema de educación superior la tensión planteada entre la propuesta de la sociedad del conocimiento y el compromiso social de las IES, finca sus bases en la violencia estructural de un sistema que globaliza las desigualdades. Violencia compleja que, según J. Galtung (1996), es una forma invisible de violencia ocasionada por los procesos de estructuración social originados en varios niveles, que van desde el sistema mundial hasta los que se producen en el interior de las familias o en las interacciones personales; formando parte de un triángulo cuyo vértice superior es la violencia directa (las guerras, la agresión física, etc.) y el otro vértice es la violencia cultural, cuya fuerza simbólica comparte la educación, y que conforma, con la violencia estructural, la base de este diseño triangular propuesto por el propio Galtung.

A pesar del panorama planteado, hay universidades que han priorizado el tema del compromiso social, como el caso de Stanford en California con sus vecinos de Palo Alto. Ejemplo que cunde en el municipio leonés mediante el incipiente caso de la UNIVA León, con sus vecinos de Las Piletas. En ambos casos se pretende superar el asistencialismo tradicional, y se propone fortalecer el tejido social para que sus integrantes se apropien de sus conocimientos, y así generar saberes que les ayuden a desarrollarse de manera sustentable.

Bibliografía

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    http://www.rae.es/obras-academicas/diccionarios/diccionario-de-la-lengua-espanola
    Fecha de Edición: 21 de octubre de 2015.
    Consultado: 17 de octubre de 2017.
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    ess_septiembreao_13_nro2_2008.pdf
    Sin fecha de publicación.
    Consultado: 18 de octubre de 2017.
  • Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) (2016). www.inegi.org.mx
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  • Lipovetsky, Gilles y Juvin, Hervé; (2011); El Occidente globalizado. Un debate sobre la cultura planetaria; Traductor Antonio-Prometeo Moya; Barcelona: Ed. Anagrama; 208 páginas.
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  • Morin, Edgar. (1997). “La universidad del futuro. En busca de una educación transdisciplinaria en la universidad” Congreso de Locarno, Suiza. En Uni-pluri/versidad, 1 (2), 2001 –Versión Digital–Facultad de Educación- Universidad de Antioquia. Colombia, Medellín, s/p.
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    Consultado el 23 de abril de 2007 y retomado el 12 de octubre de 2017.
  • Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) (2005). Hacia la sociedad del conocimiento, Francia: Jouve, Mayenne. http://unesdoc.unesco.org
    Fecha de Publicación: 18 de noviembre de 2005.
    Consultado: 10 de octubre de 2017.