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Desde las universidades: una reconstrucción civilizatoria

Carlos Arturo Espadas Interián, maestrante en Desarrollo Docente, Universidad Pedagógica Nacional Unidad 111 Guanajuato, coordinador de Desarrollo Institucional, México, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., 01 (473) 732 43 11 y 01 (473) 731 43 04.

 

Reseña

La formación universitaria propiciatoria de un diálogo que se entable con la sociedad, debe tener por finalidad la transformación desde la raíz de ambos interlocutores en donde se recupere el sentido de lo humano individual y colectivo-social. Se piensa en un diálogo desde el trabajo comunitario, acotado por una lógica humana que al final de cuentas contradice la lógica de la economía actual.

Palabras clave: diálogo, sentido, humano, desarrollo sostenible, formación universitaria, espiritual, comunitario.

Las universidades tienen por función ancestral fortalecer los valores culturales y espirituales más altos. Al margen de la respuesta a las necesidades del mercado laboral, la visión que conserva, trasciende en un proceso de construcción continuo dentro de un ambiente propicio para la generación, la discusión y la puesta a prueba de ideas en todos los terrenos de la producción humana; además de que modela de a poco pero de continuo nuestras formas relacionales y de vida.

articulo 4 1El impacto de la formación universitaria al interior de los sujetos se desborda al exterior social, y permite un diálogo continuado entre los marcos constitutivos individuales con los colectivos de trascendencia histórica.

El punto neurálgico que se engarza en este diálogo representa la puerta para colocar matices de gradientes diversas que se materializan en las estructuras civilizatorias para el logro de acciones relacionales concretas: convivencia, nociones y demás que revisten los complejos modelos de vida en los que se encuentran las estructuras de comunidades, por lo demás circunscritos a momentos históricos específicos.

Arrancar la visión de trascendencia social universitaria implicaría tener cuadros profesionales reducidos a la condición de ciudadanos ocupados en satisfacer sus necesidades materiales al margen de las espirituales, en una confusión continua de pérdida de sentido de brutal desgaste de lo propiamente humano, quedando entonces caparazones de anhelos materialmente vacíos que nutren un abismo insondable que se percibe en la indiferencia cotidiana.

Descuidar la dimensión humana es descuidar la dimensión social, las humanidades y las ciencias sociales.

No hay sociedad que crezca indefinidamente desde lo económico, desde lo material… el colapso es innegable (UNESCO, 2012). Lo material es limitado y como limitado engendra egoísmos, ambiciones malsanas y visiones finitas que resultan en la depredación, la extinción y la no sostenibilidad.

Se desborda una ecuación simple que correlaciona las crisis culturales-espirituales y la caída de las grandes civilizaciones. Bajo ciertas condiciones esta ecuación es efectiva en el tiempo histórico dentro de la lógica de nuestra especie, al visualizar a las etapas históricas como un organismo (Spengler, 1966).

La posibilidad de formar universitarios, traducidos como universales, visionarios, y como seres humanos en plenitud, es un proyecto ajeno para muchas instituciones educativas y entidades de poder fáctico que se suman a lógicas economicistas (Corrales, 2007) que desgastan no sólo la imagen humana, sino la identidad social del sujeto, se filtran en la cotidianeidad para descomponer las estructuras comunitarias anteponiéndoles los temores de la pérdida material que toma forma en la pérdida a los apegos.

La dinámica excluyente de los instrumentos y mecanismos de rendición de cuentas que se reducen a datos y cifras no pueden plasmar la esencia de la dinámica espiritual de una cultura, que se les escapa entre los dígitos, entre los proyectos y entre las ópticas administrativistas.

Desde las evidencias inmediatas que responden al modelo material de consumo y producción no se puede evaluar ni vislumbrar el desgaste de las redes que cohesionan lo comunitario. No, sino hasta que impactan directamente en evidencias contundentes que sí miden los instrumentos: asesinatos, delitos diversos, detrimento de la calidad de vida, desnutrición y otros más.

La producción es indispensable para la vida y sobrevivencia de la especie humana, sin embargo, la acumulación-egoísmo, la centralización-poder, el sentimiento de inseguridad económica-indiferencia; se convierten en binomios que sojuzgan, encubren y disfrazan casi hasta el olvido lo más luminoso del espíritu humano.

No hay respuesta económica real que se desentienda de lo humano-social y es aquí donde las universidades, y no sólo ellas, sino todo el sistema escolar de las naciones, entran en juego. En las manos de quienes está la formación de la raza humana. Toda política educativa implementada repercute en la direccionalidad de las civilizaciones.

articulo 4 2Los impactos se perciben en orden progresivo de saltos a razón de ondas que se propagan en el tiempo. Las acciones correctivas no borran las huellas del impacto, solamente las suavizan. Cuánto tiempo más hay que esperar para poder trascender nuestros modelos escolares economicistas y administrativos.

Las universidades no pueden estar cerradas a la comunidad: los preescolares, las primarias, las secundarias, las preparatorias, ninguna de ellas puede estarlo, no se puede permanecer ajeno a las necesidades apremiantes de grupos vulnerados desde los esquemas de desarrollo e, incluso, de acciones que se desentienden de ellos orillándolos a situaciones y circunstancias que no les permiten ver mundo más allá de las terracerías llenas de charcos de aguas negras y cielos tapizados de cableados clandestinos que se dejan ver entre las polvaredas que generan enfermedades gastrointestinales y cutáneas, de personas olvidadas y olvidados que se debaten en la sombra de los vicios, con salarios miserables que hurgan en promesas vacías que se les han depositado como axiomas básicos de conductas deseables que chocan diariamente con su realidad cotidiana.

No se puede vivir dentro de las escuelas cuando fuera de ellas hay un reclamo humano que solicita su intervención directa, un grito silencioso que demanda modelos distintos de escuelas, de profesores, administrativos y estudiantes.

No se puede hacer ninguna referencia a la calidad educativa ni a una formación universitaria cuando los prejuicios delimitan claramente las visiones estrechas y las aspiraciones cortas y pobres de bienes materiales y gozos inmerecidos. ¿Quién se merece el sueldo que gana cuando su sueldo genera pobreza tal vez al lado del fraccionamiento donde vive, ahí en los cinturones de pobreza, ahí en las casas de zonas conurbadas, e incluso en caseríos que aparentan bienestar económico pero que se encuentran al margen de una vida digna en relación a los valores humanos?

Las escuelas, las universidades deben dejar de vivir en las burbujas del progreso, de los artículos, de los proyectos de investigación sin impacto real en las condiciones de vida de las personas, deben dejar de ser la referencia social de un lugar en donde se hace no sabemos qué y a donde acuden estudiantes para desclasarse por medio de un trabajo bien remunerado y no para el crecimiento humano.

Aspiraciones válidas son aquellas que se engarzan con las de las comunidades y grupos marginados. Un profesionista con vocación, que ha escuchado el llamado, no puede cerrar los ojos al otro, a los demás, al ser humano inmediato que se debate en la pobreza humana –que no material.

Los pensadores desligados del mundo concreto no son más que islas solitarias en la ficción de una superioridad que se alimenta y justifica con egos para otorgar beneficios privilegiados a los que muy pocos tienen acceso.

Entonces, qué es un universitario, quién le ha hecho creer que eso es la escuela. La universidad legitima las desigualdades y diferencias, cuando deberían ser centros abiertos a la sociedad, desde una visión de ayuda al otro, de colaboración y generación de una visión que entiende y no aísla, que incluye y no discrimina.

Lo sostenible entendido como “[…] un paradigma para pensar en el futuro, en el cual las consideraciones ambientales, sociales y económicas se equilibran en la búsqueda del desarrollo y de una mejor calidad de vida […] por ejemplo, una sociedad próspera depende de un medio ambiente sano que provea de alimentos y recursos, agua potable y aire limpio a sus ciudadanos” (UNESCO, p. 5, 2012) permite pensar en algunas cuestiones centrales.

Cómo pueden ser sostenibles los salarios millonarios de algunos funcionarios que trabajan en el campo educativo, cuya su razón de ser es servir a los demás, cuando los demás, sus próximos, se encuentran ganando salarios de miseria (Castro y Huesca, 2007) en condiciones discriminatorias e infrahumanas; cuando hay ignorantes por doquier, ignorantes de su misión en el mundo, dentro del gran proyecto que tenemos como civilización y especie, con proyectos que se esfuman vertiginosamente ante la visión desinteresada de lo más valioso.

Hay que revirar la lógica escolar, incluida la universitaria, para ponernos al servicio de la comunidad y sólo así se tendrá un camino que transite hacia el desarrollo sostenible. De lo contrario, trabajamos para la perdición humana y la salvación de la materia. Todo tiene un precio, qué tan alto queremos pagar ese precio. El camino está trazado desde hace miles de años, ¿nos atreveremos a seguirlo?

Bibliografía

http://unesdoc.unesco.org/images/0021/002167/216756s.pdf
Autor: UNESCO (2012)
Fecha de publicación: se desconoce
Consultado el 21 de febrero de 2015

http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=199520710012
Autor: CORRALES, Salvador (2007)
Fecha de publicación: se desconoce
Consultado el 7 de marzo de 2015

http://www.ucientifica.com/biblioteca/biblioteca/documentos/ups/maqueta/data_biblioteca/historia/libros/la-decadencia-occidenteii.pdf
Autor: SPENGLER, Oswald (1966)
Fecha de publicación: se desconoce
Consultado el 7 de marzo de 2015

http://www.ciad.mx/archivos/desarrollo/huescas/11205409.pdf
Autor: CASTRO LUGO, David y HUESCA REYNOSO Luis (2007)
Fecha de publicación: se desconoce
Consultado el 7 de marzo de 2015